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Wikiloc: pulsar aquí
Realizada el sábado, 1 de junio de 2013 en compañía de Alicia
Toro y Javier Martín. Mañana espléndida, con sol radiante y bastante
calurosa.
Ante todo, advertir que en abril de 2018 desde el Parque
Nacional de Monfragüe me piden haga constar que el tramo comprendido entre la
explanada existente al pie del Cerro Gimio (justo antes de subir al mismo),
hasta el Puente del Horquillo está comprendido dentro de la zona especialmente
protegida, por lo que resulta IMPRESCINDIBLE solicitar y obtener permiso en el
Centro de Recepción del Visitante en Villarreal de San Carlos. De hacer dicho
tramo sin dicho permiso podría sufrirse la correspondiente sanción
Salimos de Cáceres a una hora razonable, de
manera que antes de las 9 habíamos dejado el coche en Villarreal de San Carlos
y comenzado a caminar.
Los tres itinerarios básicos de Monfragüe (verde,
amarillo y rojo) están muy bien señalizados. Íbamos a recorrer el primero, el
verde, que sale de Villarreal con dirección oeste hasta llegar al Cerro
Gimio (o Egimio, como también lo llaman) y desde allí hasta el Puente
del Horquillo para iniciar el regreso desde este punto. En total poco
más de 9,5 kms. de recorrido con un desnivel máximo que no llega a los 175 metros.
La primeros calores han comenzado a dar un tono parduzco al
campo, aunque sigue predominando el verde por todo nuestro alrededor. Caminar
por la sombra que encontramos a lo largo del camino es una delicia.
Ante nuestro ojos, lejos, quedan los Canchos de las Buitreras,
donde termina la Sierra de Peñafalcón antes de sumergirse en las aguas del Tajo
y salir, por el otro lado, convertida en el Salto del Gitano y la Sierra
de Monfragüe.
Cuando llevamos recorridos dos kilómetros, en un recoveco del
camino, en el sitio que se llama Lugar Nuevo, baja un cauce desde una
represa existente más arriba. Para salvarla,
existe en el lugar un puentecillo de madera que nos permite pasar al
otro lado.
El Cerro Gimio y el camino que sube hasta su cima quedan a nuestra
vista. Sabemos que el Cerro no es alto ni el camino
complicado, pero también sabemos que las vistas desde arriba son excepcionales.
Y a ellas vamos.
El puentecillo que acabamos de pasar marca el punto a partir
del que comenzamos una bajada hasta llegar a uno de los muchos brazos que tiene
el pantano, que ya divisamos desde arriba. En 500 metros de recorrido bajamos
algo más de 50 metros hasta llegar al borde del agua.
Mientras bajamos observamos, al otro lado del brazo del Tajo
que vamos a cruzar, la plataforma en forma de puente que habremos de recorrer a
nuestra vuelta, ya que queremos regresar por la otra orilla.
Cuando llegamos a la orilla del agua nos llevamos la sorpresa
de que el pantano está tan crecido que sus aguas han cubierto la plataforma del
puente, sobrepasándola en unos 20 centímetros.
Tengo que decir que este fue el momento más divertido de la
ruta, pues tuvimos que pasar el puente pisando sobre las barandillas laterales
del puente, “aventura” singular pero que no os supuso ningún esfuerzo,
aunque sí cierta emoción por ver si alguno de los tres dábamos un “mal paso” que nos proporcionara la
foto-documento de la jornada.
Al puente le sigue una subidilla algo fuerte. Son 600 metros
con un desnivel en torno a un 12% pero que se hace bien al ser el sendero
limpio y bastante cómodo, terminando en un rellano en el que encontramos un
panel y varios postes informativos.
Cuando bajemos del Cerro, desde este punto iremos al Puente
del Horquillo para regresar de nuevo aquí y luego al punto inicial.
Desde aquí mismo podemos ver, al iniciar la senda de subida al Cerro
y enfrente de nosotros, el Castillo de Monfragüe.
Y a nuestra derecha, y en lo alto, la parte alta del Cerro
en la que, gracias al teleobjetivo, puedo ver la barandilla que protege de
eventuales caídas.
También se ve, detrás del Gimio, a lo lejos, el que creo que
es el Pico de la Herrera, en el que termina la Sierra del mismo
nombre.
La pequeña subida no se hace pesada en absoluto. No obstante,
hay bancos colocados, más que para descansar, para poder disfrutar
tranquilamente de las fantásticas vistas que se pueden contemplar.
En pocos minutos coronamos el Cerro Gimio y nos
aprestamos a disfrutar del espectáculo que se ofrece a nuestros ojos.
El Tajo, que se desliza con tranquilidad en dirección suroeste,
pasando por el drástico corte que representa, en la Sierra de Peñafalcón, el Salto
del Gitano. Desde aquí, la rocas que veos a la derecha son las últimas
de la Sierra citada y las de la izquierda las primeras de la Sierra
de Monfragüe, donde se alza el antiguo castillo, ahora reconstruido.
Otro ancho brazo del embalse se mete, por nuestra derecha y en
dirección norte, ocupando lo que, hace ya muchos años, fue el cauce por el que
bajaban las aguas de los arroyos Barbaón y Barbaoncillo, hoy
reducidos a poco más que un recuerdo.
Detrás de nosotros, La Hiera, que con 438 metros es más
elevado que el Cerro Gimio.
Y allá, al fondo, el alto Pico de la Herrera, al que me
refería más arriba, que con sus 567 metros destaca sobre los de todo el
entorno.
Tras un rato de descanso y un ligerísimo tentempié, iniciamos
la bajada, que tampoco supone esfuerzo alguno.
Al llegar al punto al que me refería antes, donde están los
paneles y postes informativos, giramos a la izquierda, bajando entre los pinos
y siguiendo un sendero que no ofrece posibilidad de pérdida porque discurre
entre dos pendientes: por la izquierda la del Cerro Gimio y por la
derecha la que baja desde el Puerto de la Casareja y que nos
sorprende enormemente, pues toda ella parece EMPEDRADA por la mano del hombre
con grandes losas de granito. No sabemos a qué puede deberse este enlosado que,
desde luego, no parece natural, ni cuál pudo haber sido el motivo para hacerlo.
Recuerdo, como indico al principio, la necesidad de pedir
permiso PREVIO para hacer este tramo.
Enseguida llegamos a la orilla del Tajo, que en este punto
tiene buena anchura y con el generoso caudal que lleva este año hace que el
entorno sea precioso. Este es el cauce (ahora muchísimo más ancho) por el que
discurrían las aguas de los arroyos Barbaón y Barbaoncillo que ahora
pasan totalmente desapercibidos por mor del Tajo.
Enseguida, a nuestra izquierda, queda a la vista el Puente
del Horquillo.
Se trata de una construcción, sin ninguna particularidad ni
mínima concesión a lo artístico, realizada por Hidroeléctrica Española
en 1971 con motivo de la construcción del Pantano de Alcántara para salvar el
paso en este punto.
Según me dice Alicia la altura de los pilares que
sustentan el puente es considerable, pues desde la plataforma de paso hasta la
base del puente pueden haber alrededor de 20 metros. Como ahora el pantano está
muy alto, la sensación de altura no la tenemos, pues el agua nos impide
hacernos una idea de la altura.
Un poste nos informa que por el puente discurre el Itinerario
Marrón, que lleva desde Villarreal de San Carlos a Serradilla,
a poco más de 8 kilómetros desde este punto.
Visto el puente y su entorno, regresamos por el mismo camino
por el que vinimos. Hemos de seguir hasta la zona donde están el cartel y
postes informativos y volver a bajar hacia el puente que encontramos cubierto
por el agua. En ese punto giramos a la izquierda para seguir por el borde del Tajo,
siempre por el lado de acá. Veremos que hay una pasarela de madera en las zonas
más complicadas o peligrosas, lo que hace que se pueda ir sin ningún tipo de
peligro. El recorrido es fácil incluso para niños.
El recorrido es muy entretenido. En algunos tramos la
profundidad del agua no es mucha y tenemos la oportunidad de ver peces (ignoro
la especie) de buen tamaño, que nos llaman la atención.
Siguiendo el curso del agua hacia su origen nos encontramos con
un pequeño puente de madera por el que se puede acceder a un área de descanso
que nosotros no utilizamos.
Continuamos por el sendero, claramente marcado y sumido en la
agradable sombra que proporciona la abundante arboleda, siempre bordeando el
cauce del Arroyo Malvecino. La verdad es que con el calor que hace, se agradece
muchísimo la sombra y el frescor.
Como a unos trescientos metros de la pasarela que llevaba a la
zona de descanso llegamos al Puente de Piedra, antiguo puente de
paso construido con tierra y lanchas de pizarra. Está señalizado y con
información sobre el mismo.
Pasado el Puente de Piedra hay otros 800
metros de recorrido, siempre por el margen del Arroyo Malvecino, hasta
llegar a un brusco giro a la izquierda. En ese punto el camino está encementado
y el Arroyo
Malvecino cruza sobre el camino. Si lleva poco agua, puede pasarse sin
problema y para el caso de que vaya algo crecido existe un puente de madera y
pizarra que salva el obstáculo.
Justo al otro lado del puente existe una estupenda zona de
recreo, con bancos y mesas, que nosotros aprovechamos para parar un rato y
tomarnos alguna cosilla que llevábamos en las mochilas.
Desde este punto, en poco más de un kilómetro se llega, de
nuevo, a Villarreal de San Carlos, inicio y fin del trayecto.
Me ha gustado muchísimo, Teo. Eres el mejor cuenta rutas de senderismo que conozco. Mi más sincero abrazo de agradecimiento por este entrañable relato de aquel día que compartimos los tres.
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