jueves, 1 de mayo de 2014

Lanzarote: Caldera Blanca, Risco Quebrado y Caldereta


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Realizada durante la mañana del 14 de noviembre de 2013.
Se trata de un recorrido de algo más de 11 kilómetros en zona absolutamente despoblada, sin ninguna sombra y sin posibilidad de reabastecimiento de agua, por lo que conviene ir convenientemente equipado y con provisión de agua suficiente (a ser posible, más de un litro por persona),


He de confesar que a mi, lo que de verdad me hubiera gustado, habría sido recorrer a pie, aunque fuera en dos o tres jornadas, todo el Parque Nacional de Timanfaya, visitando sus principales volcanes. Pero como eso es imposible, por estar protegido todo él y no poderse visitar a pie, hube de conformarme con ir a ver estos tres “edificios volcánicos”, que es como los llaman los entendidos en la materia, o volcanes, o conos de volcanes, como les decimos nosotros.

(Cortesía de Google Earth. Elaboración mía)
Y, hablando de entendidos en la materia, no puedo dejar de referirme a un estudio magnífico titulado “Itinerarios didácticos por la Isla de Lanzarote”, realizado por del Grupo de Investigación “Geovol” del Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio Facultad de Letras, Universidad de Castilla-La Mancha, al que me remito y del que he tomado la mayor parte de los datos de carácter técnico que cito en esta crónica.
Lo primero que he de indicar es que estos tres volcanes son de los denominados MONOGÉNICOS y, además HIDROMAGMÁTICOS.
Se denominan monogénicos los volcanes que se han constituido a partir de una única erupción. Cuando su cono se forma en varias erupciones sucesivas, se denominan poligénicos.
Son HIDROMAGMÁTICOS aquéllos cuyas erupciones se producen cuando el magma que asciende hacia la superficie entra en contacto con agua.
Estudios científicos revelan que de los 151 volcanes monogénicos de Lanzarote, sólo 18 presentan características hidromagmáticas. Entre ellos, los tres que visito en esta ruta, que componen un conjunto de los de mayor volumen de Lanzarote, siendo fácilmente identificable en una foto aérea.

(Cortesía de Google Earth. Elaboración mía)
Caldera Blanca y Caldereta tienen forma circular, pero mientras el primero tiene forma de un cono cerrado, coronado por un amplio cráter, el segundo tiene el cono abierto por su parte norte, siendo su cráter de mucho más reducidas dimensiones que el primero (1/5 parte, aproximadamente)
Por lo que se refiere a Risco Quebrado, su forma original se ha visto muy modificadas por los procesos erosivos.

(Cortesía de Google Earth)


El conjunto de estos tres volcanes pertenecen a los que se denominan de “Serie III”, que son los que cuentan con una edad inferior a 2 millones de años. Estos tres están alineados, con otros siete, en una zona de actividad eruptiva que empieza en la Caleta de Famara y termina aquí. Los otros siete son Montaña Cavera, Montaña Chica, Juan del Hierro, Caldera Trasera, Pico Colorado, Montaña Mosta y Caldera del Cuchillo.

(Cortesía de Google Earth. Elaboración mía)
Los conos de Caldera Blanca y Risco Quebrado son claramente disimétricos, lo que se evidencia en la diferencia de altura entre las ladera norte y sur. Mi gps me dio una altura máxima en Caldera Blanca de 471 metros (sobre el nivel del mar), en tanto que su punto más bajo, donde el cráter da a Risco Quebrado, es su punto más bajo (248 metros), lo que da una diferencia de 223 metros.
La disimetría de Risco Quebrado es mayor aún. Su punto más alto (al que accedí) está a 396 metros y el más bajo a 145 (diferencia de 251 metros). En ambos casos las diferencias se deben, probablemente, a la erosión.
Termino esta especie de “introducción” señalando que Caldera Blanca y Risco Quebrado se encuentran unidos por una loma. A pesar de que no había visto ningún track en el que se pasase de uno a otro, cuando bajaba de Caldera Blanca no pudo evitar hacer un extra de un kilómetro para tocar la cima de Risco Quebrado.
Yo venía desde Yaiza por la LZ-67. Unos 200 metros antes de llegar a Mancha Blanca, justo donde la carretera describe una curva a la derecha, sale una carretera más estrecha y de peor firme por la izquierda que, en 800 metros nos llevará a un espacio habilitado como aparcamiento, donde un panel informativo nos proporciona algunos detalles sobre la ruta y las alturas a las que vamos a ascender.




Del aparcamiento parte un sendero, definido con claridad, compuesto por lapilli (o picón) que serpentea entre el mar de lava que se extiende centenares de metros y, por algunas zonas, kilómetros.




La verdad es que todo el recorrido es impresionante cuando te ves rodeado por todas partes de bombas volcánicas y escoria.







Y, pese a tanta sequedad en el entorno, abundan los rastros de vida, desde los más elementales, como los líquenes, hasta plantas que se han adaptado al terreno volcánico en el que surgen. Sencillamente, admirable y toda una lección para quien sepa ver las enseñanzas de la naturaleza.




Cuando llego al pie del Caldereta, me llaman la atención las torrenteras que se han formado en el cono a consecuencia de las lluvias.


Resulta curioso observar el cambio del color del suelo. He venido atravesando el terreno por el que corrieron los mares de lava de las erupciones de Timanfaya 1730 a 1736. Los conos de Caldera Blanca y sus dos compañeros desviaron parte del mar de lava que los rodeó, de ahí que esta zona por la que ahora paso no esté también cubierta.



El Caldereta tiene uno de sus laterales, el que mira al mar, totalmente erosionado, hasta el punto de que puede accederse a su interior sin tener que ascender prácticamente ni un metro. Me asomo a su caldera y compruebo que, en el lado izquierdo, desde donde miro, quedan los restos de alguna construcción antigua, seguramente el refugio de algún pastor.






Oigo voces detrás de mi. Es una pareja, creo que de ingleses, que vienen haciendo la misma ruta. Al mirar hacia Mancha Blanca, descuella la que creo que es Montaña Tinache.


En la franja de terreno existente entre el Caldereta y Caldera Blanca se ve con nitidez cómo fluyó la lava hace casi 300 años.



Desde que se inicia la subida al Caldera Blanca hasta que se llega a la boca del cráter son 300 metros de camino en los que se supera un desnivel de unos 30 metros. No representa, pues, ningún esfuerzo especial.
Quedan a la vista y al acceso de la mano las tobas blancas (de ahí el nombre del volcán) constituidas por cenizas y lapilli que se alternan formando capas de diferente grosor


A mitad de la subida quedan a la vista tres cercados, construidos en  piedra volcánica, en cuyo interior probablemente se guarde ganado. Curiosamente, uno de ellos ha sido construido con la forma de un corazón.


Cuando llego al borde del cráter, me siento verdaderamente impresionado. Tiene una circunferencia enorme, la profundidad es llamativa y la altura de la pared del cráter por la parte más alta, impresionante. En el fondo del cráter, que no en su centro, en la parte más baja, se aprecia la vegetación que ha nacido merced a la acumulación de aguas de lluvia.




Se observan con claridad los canales que las aguas de escorrentía han labrado en las paredes interiores del cráter, así como en el fondo del mismo.
No me canso de mirar, una y otra vez, al interior. Todas las palabras se me quedan cortas: magnífico, impresionante, inmenso, evocador…
Cuando comienzo a subir por el cráter hacia el punto más alto puedo observar los distintos niveles de sedimentación de los lapilli, así como huellas de impacto por caída de bombas volcánicas.
Al otro lado de donde me encuentro se observan con nitidez los rastros derivados de la presencia de flujos de agua, evidenciando el carácter hidromagmático de este volcán, así como los rastro de las coladas, que debieron ser muy fluidas al momento de su formación.





Desde esta altura se observa con total claridad el río de lava que pasó entre las dos formaciones cuando las erupciones de 1730.


Cuando, por fin, alcanzo el vértice geodésico, las vistas son magníficas. Primero, desde luego, el cráter, cuyo punto más bajo, por acción del viento y la erosión de siglos, aparece a mi izquierda, con el mar al fondo.


Mirando hacia el Caldereta y Mancha Blanca.


La vista hacia el sur es espectacular. Todo el Parque de Timanfaya al fondo y, en primer plano el llamativo Pico Partido, con sus enormes canales de lava, o la retorcida Montaña Tingafa.



Y hacia el sureste, con la grandiosidad del Caldera Roja al alcance de la mano.


Por el noreste nos queda a la vista la Montaña de Teneza y, de fondo, el mar.


Cuando estaba casi coronando se ha levantado un viento frío, que he helaba las orejas. He tirado de la braga de cuello, que me he puesto como he parecido en la cabeza para defenderme un poco.
Al mismo tiempo que yo, pero por el otro lado del cráter, han subido unos alemanes guiados por otra natural de su país que habla un perfecto español. Nos saludamos y me ofrece un poco de chorizo y queso. Solo por cordialidad hacia su gesto, acepto un trocito de cada cosa y ya aprovecho para pedirles que me hagan una foto el poste indicador del vértice, a lo que acceden encantados pidiéndome luego que les devuelva el favor lo que, lógicamente, también hago.



Cuando inicié la bajada no me había planteado aún pasar, por el collado que los une, a Risco Quebrado, pero quedaba tan a la mano que me decidí, sin dudarlo, a hacer los pocos metros que me separaban de su cima.
Delante de Risco Quebrado, justo al lado del sendero por el que tendré que bajar después, hay tres pequeños montículos a los que, según he leído, se les atribuye el carácter de montañas de piroclastos (fragmentos de material volcánico expulsado durante las erupciones).


El collado al que he aludido tiene un estrecho sendero que conduce al punto más alto de Risco Quebrado. Me salgo del sendero de bajada para tomarlo, con sumo cuidado pues en esta zona la grava está muy suelta y el resbalón acecha, y no pierdo de vista que voy solo. Por ello, cuando llego al punto más alto saco una sola foto e inicio la bajada, volviéndome luego para fotografiarlo desde un punto más bajo.





Cuando voy bajando veo un pequeño cráter que antes había quedado oculto a mi vista. Se llama Montaña Bermeja (el mismo nombre que otros en esta misma isla), sin lugar a dudas debido al bonito color que tiene.


Antes de llegar al punto más bajo de la corona de Caldera Blanca, no puedo evitar tomar un par de fotos de la parte noreste de la Isla que se ve desde aquí. La vista es espectacular.



Toda la parte norte del cráter de Risco Quebrado ha desaparecido por acción de la erosión. Donde antes se debió levantar un enorme muro, hoy hay alguna tierra de labor y




Cuando, por fin, llego abajo, me vuelvo para fotografiar lo que queda de este volcán, totalmente desfigurado en relación a lo que debió ser hace miles de años.


Sin más dilación, inicio el regreso en dirección a los aparcamientos.
Por el camino veo cómo los ríos de lava de 1730 se solidificaron según se fueron enfriando, quedando perfectamente separado lo que es la tierra original de la capa de lava.



Al llegar al aparcamiento lo encuentro lleno de coches. Cuando yo llegué solo estaba el mío. Ahora hay unas dos docenas.

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ERUPCIÓN DE TIMANFAYA 1730-1736
Textos de la época en los que se hace mención a la erupción de 1730-1736.
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Testimonios del cura de Yaíza, Andrés Lorenzo Curbelo sobre el inicio y desarrollo de la erupción. Este relato abarca desde el 1 de septiembre de 1930 hasta el 28 de octubre de 1731
“El día 1 de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza... y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra.
El 18 de Octubre tres nuevas aberturas se formaron encima de Santa Catalina, y de sus orificios se escapaban masas de humo espeso que se extienden por toda la isla, acompañado de una gran cantidad de escorias, arenas y cenizas que se reparten por todo alrededor. Las explosiones que acompañaron a estos fenómenos, la oscuridad producida por la masa de cenizas y el humo que recubre la isla, forzaron mas de una vez a los habitantes de Yaiza a tomar la huida”.
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Documento del 17 de octubre de 1730 del Cabildo de Lanzarote hacia el Presidente y Oidores de la Real Autoridad del Rey, informando de lo sucedido.
“Muy Itres. Señores. Con sobrados sentimientos de aflicción y desconsuelo participa este Cabildo a V.S. como habiendo reventado un volcán la noche del dia primero del pasado, echando fuego diez y nueve días en que dejo quemadas casas, aljibes, maretas, fabricas, pajeros, tierras labradías y montuosas de los lugares de Chimanfaya, Rodeo, Mancha Blanca, la grande parte de las Jaxetas, buen lugar de Santa Catalina con su iglesia (sepultada) entuyendo además con las arenas el lugar de Peña Palomas, el sitio de las Jaxetas y la mayor parte de la Geria alta, causando en todo el mismo daño que hizo el fuego.
De presente ha reventado otro volcán en diez del corriente, a las cinco de la tarde con poca diferencia e distancia de tres y cuatro leguas se siente la incomodidad que obra en la isla y el daño que hace en los tejados y tierras, pues se sabe por cierto que la Vega de Tomare, que es el corazón de la isla, la vegas del pueblo con que confina y otras muchas de particulares, que en todo es en el Viñón y centro de los mejores con los lugares de Texteina, Guagal, Conil, Masdache, Guaticea, Calderetas y San Bartolomé con sus distritos se hallan ya perdidos porque han subido las arenas y las tierras incapaces de cultivo y labor, los aljibes y maretas sin agua, y perdidas totalmente las cosechas, las casas casi tapiadas, los pajeros quemados, igual estrago también se toca en la Geria Baja, la Vega del Chupadero y parte de Uga, que se lleva a otros terrenos, han cubierto no solo las vegas, tierras y lugares expresados, con la imposibilidad de que cada aljibe o mareta pueda coger agua aunque llueva mucho, si también todo los montuoso de los ganados mayores y menores, porque por mas culpas hasta los pájaros y conejos con la inmundicia de ratones y otros animalillos andan por encima de otras arenas sin tener de que alimentarse, siendo todo lo insinuado nada en comparación del dolor que causa el lloro y lamentos de los hombres, mujeres y niños, que se ven arruinados del ingrato elemento, despojados de sus propiedades y expuestos en los campos a la inclemencias de los tiempos con sus personas y sustentos buscando otras incultas.
En ocasión tan incómoda como la presente a boca del infierno en que sin duda serán perdido a la primera lluvia todos los granos que se hallen fuera de pajeros que son los trojes en que los de esta isla los recogen y de los que carecen por los muchos que se han quemado, cuyo motivo el no haber casas en los lugares contiguos a los perdido ni aun en los mas distantes, para acoger gente y grano.
Precisados de la necesidad tan vigente han ocurrido a este Cabildo los desamparados instando sobre que los dejemos salvar para las otras islas y sacar sus granos, a lo que hemos acordado por junta que hicimos el día quince del corriente, participar a V.S. estos trabajos por medio de aviso que despachamos al Excmo. Sr. Comandante General de estas islas, a quien expresamos los mismos, y los continuos temblores que no cesan en toda la isla.
Este Cabildo con muchos que concurren al mismo, hacen de su parte lo posible por alentar a los desanimados con el terror del fuego que subsiste y para consuelo de pueblos, hemos determinado detener los barcos que se hayan anclados, porque esperamos que V.S. con brevedad posible termine para sosiego de alguna inquietud que se ha reconocido que no tome cuerpo mayor.
Cuando el Administrador del Tabaco, la Cruzada y Bulla pretendan extraer diferentes porciones de granos o que intentes preferencias, los incomodados son los que tienen esperanzas. Que V.S. nos apresure sus ordenes, las del Alcalde Mayor y Gobernador de las Armas piden con la misma instancia al Excmo. Señor Comandante General. El cielo nos favorezca y guarde a V.S. como este Cabildo desea y ha de menester.”
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La isla se transformó por completo. Diez pueblos quedaron enterrados (Tingafa, Mazo, Montaña Blanca, Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña Palomas, Testeina y Rodeos) y durante casi seis años la lava se extendió por la zona sur cubriendo un cuarto de la isla y llenando las vegas cercanas de cenizas volcánicas.
La isla de Lanzarote experimentó un considerable cambio en su estructura física, económica y urbana a causa de los episodios volcánicos registrados entre los años de 1730 y 1736. La catástrofe desencadenada por las masas incandescentes, tal como había acontecido en otras áreas del Archipiélago, se transformó de inmediato en un elemento fundamental para entender el progreso socioeconómico experimentado en la isla durante la última fase de la Modernidad. Los lanzaroteños utilizaron en su beneficio, como ya conocían desde antaño, las cenizas volcánicas mediante el desarrollo del cultivo en enarenados naturales y artificiales, al extender el uso de los últimos por toda la isla. La producción agrícola se multiplicó y la tipología de los productos cultivados se diversificó, con la consiguiente repercusión positiva en la economía insular.
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ERUPCIÓN DE 1824
Fragmentos de: “Diario pormenorizado de la erupción volcánica de Lanzarote en 1824”
En 1824 se inicia una nueva etapa eruptiva en Lanzarote en la que se levantan los volcanes de Tao o Montaña del Clérigo Duarte, Nuevo del Fuego o Montaña del Chinero y Tinguatón .
Las descripciones del suceso que se enviaron a la capital de España, por conducto oficial, fueron dos. La primera relata los acontecimientos sobrevenidos entre el 29 de julio y el 6 de octubre de 1824. La segunda amplía la observación del fenómeno hasta el día 20 del último mes expresado.
Aunque están escritas en tercera persona, es tan preponderante el papel desempeñado en ellas por el alcalde mayor y capitán de milicias don Ginés de Castro y Álvarez que debe ser considerado como su autor, bien por la vía directa de la redacción personal, bien dictando el texto a un amanuense. La descripción, detallada y minuciosa se estructura a manera de un diario de los acontecimientos.
Los cuadernos con la explicación del fenómeno fueron remitidos por el alcalde mayor al regente de la Real Audiencia de Canarias don Juan Nicolás de Undabeitia. Esta última autoridad estimó que debían ser conocidos por el gobierno, optando por enviarlos a su superior jerárquico el ministro de Justicia don Francisco Tadeo Calomarde. Este consideró que la Gaceta de Madrid estaba llamada a hacerse eco de la singular noticia. A tal efecto reenvió los documentos al ministro de Estado don Francisco Zea Bermúdez, de quien dependía de manera directa el periódico oficial. Por último este personaje ordenó la inserción, en extracto, del acontecimiento geológico “para información del público docto e interesado”. He aquí la reproducción de la noticia tal y como aparece inserta en el número correspondiente al 8 de enero de 1825:
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«En la Gaceta de 4 de noviembre próximo pasado, en artículo de Tolosa de Francia se dio noticia de la erupción de un volcán en la isla de Lanzarote que anunció el Eco du Midi, periódico de aquella ciudad, refiriéndose a cartas particulares que habían llegado a Marsella de las islas Canarias; pero habiéndose recibido ahora una relación circunstanciada sobre el asunto, remitida por la misma autoridad de la isla, se da el siguiente extracto, por el que se verá que ya se verificó un mes antes la erupción del volcán que allí se pretendió describir.
El 29 de julio de 1824 a las cinco de la mañana se sintió un terremoto en varios pueblos de la isla de Lanzarote, aunque su movimiento fue de poca duración; pero en todo el siguiente día se oyeron ruidos subterráneos, y a la noche advirtieron los vecinos del Tao muchas exhalaciones o fuegos rastreros semejantes a los relámpagos, y a la mañana siguiente ya aparecieron en varios puntos de la tierra muchas grietas y un movimiento en ella como que hervía.
El día 31 a las siete de la mañana se vio a una legua de la capital hacia poniente, inmediato al camino que va al lugar de Tiagua. que de una peña no grande se elevó un remolino semejante a una bomba o manga de agua, teniendo suspendida una porción de tierra; y en seguida salió de la misma peña con gran violencia una columna de humo: lo propio se observó en otra peña que estaba más al oriente e inmediata a dicho camino, de la cual principió a salir luego una columna de fuego vomitando lava con dirección de oriente.
Convencidas las autoridades de la isla de que todo esto anunciaba una terrible erupción volcánica, mandaron tocar a alarma general para que se reuniesen todos los habitantes y pudiesen socorrer los lugares inmediatos amenazados, enviando sujetos a que reconociesen el volcán; los cuales, habiendo cumplido con su comisión, regresaron dando parte de que aquél había abierto tres bocas sobre las que se habían formado otras tantas montañas con la mucha piedra que arrojaban quedando abierta entre unas y otras una grande grieta de comunicación, que también arrojaba mucha lava, y que el volcán se dirigía abriendo la tierra hacia la antigua montaña llamada Tamia, amenazando sepultar bajo su lava al lugar de %agua, y a los de Tao, Incós, Veguetas y otros hermosos terrenos de la isla, pues el cráter miraba estos puntos.
El alcalde mayor de la isla, don Ginés de Castro y Alvarez, después de haber dado las disposiciones convenientes para salvar los granos y demás efectos en los sitios amenazados, quiso por si observar aquellas inmediaciones, y vio de cerca el espantoso fenómeno de 18 bocas que sin cesar arrojaban gran cantidad de lava y piedras hechas ascua, con que se iban formando montañas nuevas.
A la entrada de la noche principió a disminuir la fuerza del volcán, y a las dos de la siguiente mañana ya no se veían más que las ascuas de las aberturas y de la lava que había corrido sucediendo un ruido subterráneo espantoso que volvió a aterrar a los habitantes, el cual duró como dos horas; quedando después todo en un temible silencio y apagadas por entonces las ascuas.
Desde el día 1 de agosto hasta el 20 siguió saliendo más o menos humo por las bocas y grietas volcánicas, arrojando de cuando en cuando alguna lava, y sintiéndose uno que otro ruido subterráneo; y el mismo día 20 a las siete de la mañana principió a salir agua salada en alguna abundancia por las nuevas grietas.
Dicho alcalde mayor subió a observar la gran baca o caldera por donde sale la mayor columna de humo y algunas piedras pequeñas, y advirtió que la, boca tiene una forma muy regular, semejante a una media tinaja con sus paredes bien formadas: que el humo arrastra consigo bastante cantidad de agua, la cual por su peso vuelve a caer dentro del cráter; que a la espalda en solas 18 horas se ha formado una montaña volcánica que tendrá de elevación unas 30 varas, y su cima está cubierta de diferentes colores como un campo de yerbas floridas: también hizo llenar en las grietas por donde salía el agua unas botellas, que tapó con lacre para remitir a Santa Cruz y Canaria a fin de analizarla.
Hasta el 29 de septiembre no dio él. mayor cuidado la erupción volcánica, sin embargo de que el humo, agua y alguna lava siguió siempre saliendo con alguna que otra interrupción, lo mismo que los ruidos subterráneos; pero este día a cosa de las doce se aumentó la salida del humo, oyéndose un ruido mayor hacia la parte media de la isla sobre poniente, y una grande explosión, sin que hubiese precedido terremoto ni otra señal: a esto se siguió otra nueva erupción entre el pueblo de Tinajo y el de Yaiza, cuyo humo se advirtió en el puerto del Arrecife como a la una del día. El alcalde se dirigió guiado del humo por los volcanes anteriores, y llegó después de haber andado cuatro leguas y media al sitio del nuevo volcán, que comparado con el que reventó el 31 de julio está en dirección de poniente como a tres y media o cuatro leguas de distancia.
Aunque hasta entonces no manifestaba más que tres bocas arrojaba por ellas tanta porción de piedra inflamada y lava líquida que excedía en porción al otro, con un ruido más tremendo y espantoso, elevándose la columna de humo hasta las nubes, acompañada de piedras y arena, la cual caía a distancia de tres leguas; la lava corría con mucha violencia a modo de brea o plomo derretido.
Este nuevo volcán ha hecho su explosión en un desierto en medio de un islote que quedó sin ocupar por la lava del que reventó el año 30 del siglo pasado, en el paraje que llaman vulgarmente Montañas quemadas, a distancia de un cuarto de legua norte de Yaiza.
Las noticias de estas erupciones llegan hasta el 6 de octubre, en que continuaban, introduciéndose la lava en el mar, y según se ha calculado se entraba en él el terreno volcánico a unas 400 varas de la orilIa, de la parte que se ve fuera del agua sin poder determinar cuánto se extenderá debajo de ella; sólo sí se advirtió que las aguas se calentaron demasiado, de cuyas resultas salieron a la orilla gran porción de peces muertos, mariscos, etc., medio quemados.
Los primeros días el nuevo volcán llenó de terror a todos los habitantes de la isla por el terrible ruido que causaba, semejante al de los truenos más fuertes, asegurándose que se oían a diez leguas de distancia.
El día 6 todavía estaban todos temerosos de los resultados, pues no solo seguía la erupción, aunque con menos violencia, sino que el anterior volcán principió también a humear de nuevo por todas partes.” “Son dignas de elogio las providencias tomadas en todo este tiempo por el alcalde mayor de la isla y la cooperación de todos los individuos de su ayuntamiento, a fin de impedir los estragos que sin tanta actividad y celo habría causado este terrible fenómeno; que sin embargo ha dejado improductivos muchos hermosos terrenos, y aún no sabemos hasta cuándo durarán'”
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Dos semanas más tarde se recibió en la corte, la segunda relación del espectacular suceso. Y de acuerdo con la práctica establecida pasó, para su extracto, a la oficina donde se preparaba la «Gaceta de Madrid. De esta manera, el periódico oficial volvió a divulgar la segunda fase del fenómeno en el número correspondiente al 27 de enero de 1825. Véase ahora la sucinta noticia:
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“En la Gaceta del 8 del corriente se dio noticia las erupciones volcánicas de la isla de Lanzarote, y se dijo que continuaban el 6 de octubre último. Las noticias posteriores, que llegan hasta el 20 del mismo mes, no sólo manifiestan que aún seguían aquellos fenómenos aterradores, sino que el día 16, como a las seis y cuarto de la tarde, estalló otro nuevo volcán con unos ruidos tan espantosos, que los naturales de la isla se vieron más amedrentados que con el estrépito de los dos anteriores. La columna de fuego que se elevó iluminaba toda la isla, superando las más altas montañas. El alcalde mayor, venciendo mil dificultades, y poniéndose en continuos peligros, fue a observar el nuevo volcán, y vio que había hecho la erupción en medio de un gran espacio de lava del siglo pasado a distancia de tres cuartos de legua al oriente del que se manifestó el 29 de septiembre: al siguiente día parece que se sosegó algún tanto, y pudo acercarse a reconocer el cráter, y notó que su caldera estaba llena de un líquido espeso que hervía subiendo y bajando alternativamente sin derramarse fuera; pero el día 16 principió a arrojar tanta abundancia de agua por todos lados, que se llevaba tras sí todas las peñas y lava que encontró en su corriente; y así continuaba sin interrupción el día 20 de octubre”


4 comentarios:

  1. Buenas tardes Teofilo. Agradecerte ante todo de toda esta documentación tanto visual como escrita. Nos vamos la semana que viene hacía Lanzarote por primera vez y nos apetece andar y descubrir rincones alejados de el bullicio turistico. buscando info en la red me he topado con tu blo y la verdad que me ha encantado... una pregunta (bueno...dos ;) ) queria hacerte: esta excursión puede ser similar a la de la montaña de fuego? lo digo para evitar la aglomeración de gente y para poder andar... y la segunda: ¿qué lugar (es) no nos podemos perder para nada nada...muchas gracias por todo... visitaré tu blog en busca de nuevas experiencias viajeras... un cordial saludo. Luisa

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    1. ¡¡Se me ha pasado ponerte que entre El Golfo y las Salinas de Janubio están Los Hervideros!! Es otro sitio magnífico, impresionante que no te debes perder cuando visites esa parte de la Isla. El acceso es gratuito y dispones de aparcamiento.

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    2. Amiga Luisa:
      Las Montañas de Fuego, dentro del Parque de Timanfaya, no se pueden hacer a pie, pues el Parque es zona protegida. Se puede ir en coche hasta allí, pero para visitar el Parque hay que hacerlo en uno de los autobuses que allí tienen a tal fin.
      Si os gusta el senderismo puedes ver en mi blog algunas de las rutas que en el apartado de Lanzarote tengo subidas. Tengo muchas más ya caminadas… pero no me ha dado tiempo a preparar las crónicas para subirlas.
      Respecto a cosas que NO te puedes perder para nada pues… depende de los días que vayas a estar. Tampoco se en qué localidad te vas a quedar. Pero, por ejemplo:
      - En el norte: visitar, cerca de Órzola, el MIRADOR DEL RÍO y contemplar, desde allí, una vistas absolutamente maravillosas sobre La Graciosa.
      - Por la misma línea de costa de Arrecife, pero más al norte: la Cueva de los Verdes, los Jameos del Agua y el Jardín de Cactus. Están próximos y los puedes visitar unos a continuación de otros. OJO, que tanto la Cueva como los Jameos llevan su tiempo.
      - Al otro lado de la Isla y más al sur de donde está el Mirador del Río está la Playa de Famara. Absolutamente magnífica.
      - Justo al lado contrario de Arrecife (mirando el mapa de la Isla, a la izquierda y a la misma altura): no dejes de visitar El Golfo y el Charco de los Clicos. Más abajo tienes las Salinas de Janubio y la Laguna del mismo nombre. Puedes verlos desde la carretera o bajar a la misma laguna.
      - Justo en el sur de la Isla está Playa Blanca. Allí tengo mi casa. En una punta tienes el volcán Montaña Roja, sobre el que verás otra crónica mía en el blog y al ue te recomiendo que subas al punto geodésico y bajes luego al fondo del cráter. Y, en la otra punta (también en el sur) tienes Punta Papagayo y los yacimientos de San Marcial del Rubicón. Por allí hay unas playas también impresionantes.
      - Si tienes tiempo y ganas, entre Arrecife y Puerto del Carmen está en aeropuerto. Hay un magnífico paseo marítimo a partir del Hotel Beatriz. Desde allí puedes ir paseando hasta la línea de aproximación de los aviones cuando van a aterrizar. Aparte de que es un espectáculo, hay una playa magnífica.
      -También si puedes, acércate a Femés. Hay unas vistas espectaculares. Desde allí podrás subir andando, si quieres, a la Atalaya, desde donde también tndrás unas vistas impresionantes.
      Y creo que ya me alargo demasiado.

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    3. Muchas gracias Teofilo por tu rápida y larga respuesta... veo que coinciden mis búsquedas con lo que me recomiendas... A mi de todos esos sitios, lo que a veces me echan para atrás es la excesiva aglomeración de público, por ello me gustó tus relatos senderistas más tranquilos y solitarios... Tenemos siete dias y la verdad que tampoco queremos agobiarnos con las visitas... disfrutando, parando a mirar mucho y tirar fotos como tu... asi está bien... lo dicho, muchas gracias de nuevo... ya te comentaré a la vuelta...

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