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Realizada al atardecer del 13 de
noviembre de 2013.
Es un recorrido agradable y cómodo, de
poco más de 11 kilómetros y casi sin desnivel. Apto para todos, incluso con
niños.
El paseo recorre parte del paseo marítimo
de Playa
Blanca hasta llegar al Faro de Pechiguera y sigue bordeando
el mar hasta llegar a Caleta Negra, desde donde se puede
regresar por cualquiera de las dos vertientes de Montaña Roja. Como quiera
que cuando yo la hice ya casi anochecía
al llegar a Caleta Negra, opté por regresar por la vertiente que da al mar,
por haber más urbanizaciones y estar el camino más iluminado.
La ruta puede iniciarse en el Paseo
Marítimo, a la altura de Punta Limones, Playa Flamingo o a la altura
del Hotel
Timanfaya. Yo opté por iniciarlo en el punto existente entre el Hotel
Timanfaya la planta potabilizadora de agua. Para quien lo desee, allí
hay un amplio aparcamiento y un cómodo acceso al paseo, justo por el lugar
donde veremos una escultura dedicada al viento.
Enseguida veremos, a lo lejos, a
nuestra derecha el Faro y enfrente, al otro lado del mar, Fuerteventura.
A lo largo del paseo existen numerosos
bancos, estratégicamente situados, desde los que contemplar el mar con la calma
que el panorama se merece y disfrutar de las maniobras de los pescadores que
lanzan y vuelven a lanzar sus sedales tratando de capturar alguna presa.
En un pequeño entrante, un puentecillo
de madera ayuda a salvar las aguas de lluvia que, ocasionalmente, pueden bajar
desde Montaña Roja.
En el mismo lugar, a nuestra izquierda,
los restos de lo que pudo ser una antigua torre de vigilancia.
La punta que describe la costa en este
punto se llama La Campana y en ella está ubicado el Hotel Rubicón, con unas
preciosas instalaciones. Buena parte de sus habitaciones se encuentran en
edificaciones independientes muy próximas al paseo y con unas vistas magníficas
al mar.
Tras La Campana se encuentra
la Playa
de Montaña Roja, siempre tomada por turistas mayoritariamente alemanes
que se alojan en unas instalaciones hoteleras allí ubicadas.
Junto al agua se aprecia perfectamente
la lengua de lava, ahora solidificada, que un día expulsó el volcán y que llegó
hasta aquí. Si detienes un poco la mirada y fuerzas la imaginación, se podría
ver la lava ardiente, rojiza…
El Paseo Marítimo termina en el lugar
llamado Las Lajas Blancas. Desde allí es posible acercarse, sin
problema alguno, hasta el faro caminando entre la arena y las piedras.
El Faro de Punta Pechiguera marca, con
el de Tostón y Martiño, el paso que existe entre Lanzarote
y Fuerteventura,
llamado Estrecho de la Bocayna.
Cuando nos acercamos podemos observar que,
en realidad, se trata de dos faros, el primitivo, más pequeño, y el de reciente
construcción de 47 metros de altura.
La construcción del viejo faro surgió a
partir de una Real Orden del Gobierno de España como parte integrante del Plan
de Alumbramiento de las Islas Canarias de 1856. Su diseño se debe a los
ingenieros Juan de León y Castillo, y Clavijo, este último ingeniero de Lanzarote.
El proyecto para su construcción salió a
subasta el 12 de abril de 1861 y cinco años más tarde, el 1 de julio de 1866,
fue inaugurado, funcionando cerca de ciento veinte años.
Cuando se inauguró en 1866 era una luz fija
y blanca con un alcance de 12 millas suministrada por una óptica de 4º orden y
una lámpara de aceite de oliva, que fue sustituida en 1883 por una Maris que
consumió primero parafina y después petróleo.
En 1923 se sustituyó la linterna por un
destellador de acetileno que le proporcionó una características de grupos de 3
y 1 destellos cada 11'' que hoy día conserva. Posteriormente se le puso una
válvula solar con lo que quedó automatizado, suprimiéndose el personal.
En 1984 se realizó el proyecto para
construir una nueva torre de 47 m. de altura y una instalación luminosa de
energía solar con óptica giratoria.
El viejo edificio tiene planta rectangular y
se organiza a partir de un patio central. Contiene una vivienda de tres
dormitorios, baño, cocina y despacho. El cuerpo de la torre es cilíndrico,
realizado en sillería basáltica. El salitre no ha dejado de atacar a las
maderas, hierros y paredes de este inmueble, razón por la que en la actualidad
está amenazado de ruina.
Una vez que hemos doblado Punta
Pechiguera, la zona del mar que nos queda enfrente se denomina Charco
de las Cancelas. Las vistas son excepcionales a la caída de la tarde,
especialmente si hay algunas nubes.
Pequeñas urbanizaciones, absolutamente
privilegiadas por las vistas, sin obstáculos, que tienen a poniente, se
extienden a lo largo del paseo, que después de salir del entorno del Faro
continúa recorriendo el litoral.
Poco más allá, otra urbanización que tiene
enfrente el Bajo de San Jacinto. Está rodeada por una cancela de hierro y
alumbrada por unas farolas. Tanto la cancela como las farolas están
completamente oxidadas por la acción de la humedad y la sal.
Justo donde termina esta urbanización, el Chill
Out Sunset, que se anuncia mirando al mar.
Pasada la urbanización, toda la zona del mar
que queda a mi izquierda es lo que se denomina Hoyo Azul. Una pareja
pasea por una vereda próxima al mar.
Cuando llego a Caleta Negra el sol se ha
puesto por completo. Logro sacar una fotografía, forzando mucho la apertura.
Como empiezo a tener algunas dificultades
para ver, procuro acelerar el paso para regresar a Playa Blanca bordeando Montaña
Roja por la vertiente que da al mar, aprovechándome de la iluminación
de la urbanización Shangrila Park para regresar sin mayor dilación.
Un paseo recomendable, sin ninguna duda, por
la tranquilidad del entorno y belleza del paisaje.
Muchas gracias por poner imagen al recorrido que por cierto es muy lindo.
ResponderEliminarSaludos
Gracias a ti por comentar el post. Espero que te haya gustado.
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