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Organizada por el Club Senderista La Vereína
y realizada el sábado 9 de noviembre de 2013. Un recorrido de poco más de 23
kilómetro con un perfil descendente en todo su recorrido, con la excepción de
la pequeña y poco relevante subida al atravesar el Castañar del Duque, poco
antes de llegar a Gargantilla
Bordeando La Garganta nos dirigimos
directamente a buscar la CC-V-16 que, al poco de alcanzarla,
abandonamos por la derecha para subir por un empinado pedregal hasta el Pozo
de las Nieves o Pozo del Corral de los Lobos. Es un
repechón fuerte e intenso y, en ocasiones, resbaladizo, pero corto. De hecho es
el único esfuerzo relevante de la jornada (aparte de la distancia).
Al llegar a la carretera hay que girar a la
izquierda, bajando por la misma durante seiscientos o setecientos metros hasta
que, justo antes de una curva veremos un camino ascendente que sale por la
izquierda y que tras recorrerlo cien metros nos situará en el Cordel del
Berrocal.
Quien quiera puede dar un vistazo a las
fenomenales vistas que hay hacia La Garganta y, si el día está despejado,
podremos ver a lo lejos la Sierra y el Pico de la Peña de Francia y, debajo, Valdelageve
a la derecha y Lagunilla a la izquierda. ambas en la provincia de Salamanca.
El tramo del Cordel que vamos a pisar
es ancho y pedregoso. Caminaremos por el mismo durante unos quinientos metros
en cuesta abajo. Al terminar dicha cuesta (suave) veremos un prado llano,
giraremos a la izquierda otra vez, de modo que dejemos el pequeño Cerro
de las Chispas a nuestra derecha. En este punto podremos ver, enfrente,
detrás y a la derecha del Cerro mencionado, el Picuruju,
que queda fuera de nuestro camino.
También desde este punto podremos ver a
nuestra izquierda, fuera de nuestro camino y bastante más alejado, el Cancho de
la Muela.
En nuestro camino quedará, a nuestra izquierda,
la Ermita
de San Gregorio. Está en plena bajada. Cuando pasamos nosotros cometí
el error de no sacar una foto de la misma de la que únicamente capté el tejado
que aparece en esta foto detrás de Julia y Maki.
Allí mismo, pocos metros más abajo,
solitario en medio de una praderita, un árbol seco y con su pelo erizado
extiende uno de sus brazos pidiendo lluvia.
El fuerte y pronunciado descenso nos lleva a
cruzar la carretera que va de La Garganta a Hervás. Pasada ésta
veremos a nuestra derecha una fuente con un buen pilón rectangular.
El sendero discurre en un continuado
descenso en medio de castaños durante dos kilómetros y medio, hasta llegar al Río
del Valle. Generalmente sombreado y pudiéndose percibir, por el
abundante musgo que tienen muchas de las piedras del suelo, que el sol llega
con dificultad al camino. En otoño, desde luego, es una preciosidad.
A veces podemos distinguir, allá abajo y
lejos aun, Hervás esperando nuestra llegada.
Cuando llegamos abajo topamos con el Río
del Valle que no trae demasiado caudal. Un antiguo puentecillo de
piedra, sin barandilla, nos ayuda a cruzarlo. El sitio donde se ubica es
precioso
Después del cruzar el puente iremos entrando
progresivamente en el Bosque-Galería, uno de los lugares
más bonitos de los alrededores de Hervás, donde abundan los alisos,
avellanos, fresnos y sauces. De hecho, hay una ruta especifica que, en una
parte amplia de su trazado, recorre este parte de nuestra marcha.
Cuando aún estamos dentro del bosque, nos
encontramos con el rio Balozano que circunvala Hervás por el lado
contrario a donde lo hace el Ambroz. Es un río sin pretensiones,
con un caudal prudente. También hemos de atravesarlo utilizando un sencillo
puente con barandillas de madera.
Según nos vamos acercando a Hervás
la zona boscosa va tornándose menos tupida sin que ello vaya, en absoluto, en
menoscabo del entorno que conserva —sobre todo en esta época del año— una
belleza extraordinaria.
Un puente construido en su momento para que
la línea férrea pasara por encima nos anuncia que estamos ya muy próximos a Hervás.
Antes de llegar a Hervás todavía tenemos
que pasar por debajo de dos obras debidas a la mano del hombre. La primera un
puente de hormigón sobre cuya parte superior discurre una carretera. El paso
está bastante cubierto de maleza, sin que ello sea un obstáculo para poder
caminar con comodidad. La segunda es otro paso subterráneo, con apariencia de
túnel, sobre cuya parte superior también pasó en su día el ferrocarril.
Entramos en Hervás por la calle
de Abajo, cruzando el puente sobre el río Ambroz. Subimos hasta
la Plaza
y, sin detenernos en ella más que para la típica foto, cruzamos la localidad
hasta llegar al parque, donde hemos quedado para parar un rato y tomar algo
antes de continuar.
Mientras estamos en el Parque no dejo de echarle
el ojo al Pinajarro, que me mira, retador, desde allí arriba. “¡Ven
si te atreves!” parece decirme. Yo lo miro y lo miro y mascullo entre
dientes: “Tú espera y verás”. Y maquino para mi que tengo que ir
espabilando para subirlo, porque los años se me echan encima y las cosas,
cuanto antes, mejor.
Tras entretenernos más de lo deseado en el Parque,
decidimos continuar la marcha. Estamos justo a mitad de camino.
Dejando la avenida del parque a nuestra
derecha (es la carretera de Aldeanueva), salimos por la Avda.
Francisco Sanz López. Vamos en dirección al lugar por el que discurría
la vía del tren, alcanzándolo en el punto en el que tenemos que pasar debajo de
otro puente que salvaba las vías.
Pasamos junto al tendido de las vías del
tren que un día transportaba personas y riqueza. Hoy es un mero recuerdo,
abandonado, que no sirve más que para tomar una foto con perspectiva. ¡Lástima!
A pesar de que a ninguno nos gusta ni un
pelo no tenemos más remedio que pisar asfalto. Solo van a ser seiscientos o
setecientos metros. Es la carretera que va de Hervás a Gargantilla.
Para este trozo no tenemos camino alternativo.
A poco de comenzar a andar por ella vemos la
Fuente
de San Andrés a nuestra izquierda.
Pasada una curva de casi 90 grados que hace
la carretera, sale por nuestra izquierda un camino de tierra en ligero ascenso.
Es el que tenemos que tomar y por él nos vamos.
A partir del momento en que nos salimos de la carretera el sendero
se adentra en un fantástico bosque en el que predominan los castaños. Tuvimos
la suerte de recorrerlo en su mejor época, otoño, con lo que lo encontramos
todavía en su esplendor, pues la hoja no había comenzado a caer y, sin embargo,
sí había comenzado a adquirir un tono amarillento. De haber pasado tres semanas
más tardes creo que el espectáculo hubiera sido todavía mayor pues hubiera
predominado el color rojizo típico de estos bosque en otoño.
Por el sitio de Los Janchales, antes de
llegar al Castañar del Duque, nos encontramos un arroyuelo que baja por
una pequeña garganta y un puente de madera que ayuda a salvarlo.
Y un poco más adelante llegamos a la Garganta
de Andrés o del Romanillo, ya metidos de lleno en el Castañar del Duque.
En el lugar se ha preparado una pequeña
explanada, con un merendero. Hay, incluso, un panel con un mapa esquemático
informativo de una amplia zona que abarca desde La Garganta y Baños
de Montemayor hasta Segura de Toro. Siempre es de
agradecer este tipo de paneles, que no siempre son respetados por los
habituales vándalos.
Por el lado izquierdo del puente y a un
nivel más bajo, otro puentecillo bastante más rústico, hecho solo de troncos de
madera, adorna el lugar que está cuidadísimo. Da gusto pasar por aquí.
El castañar que atravesamos probablemente
sea el trayecto más bonito e íntimo de toda la ruta. Desde que nos adentramos
en él, a poco de salir de Hervás, hasta que lo dejemos a las
puertas de Gargantilla, tiene una longitud superior a los cuatro
kilómetros. Y cada metro del mismo es para disfrutarlo con intensidad.
Cuando salimos del bosque de castaños, allá
por el sitio de Los Concejiles, vemos allá lejos, a nuestra derecha y detrás de
nosotros, el Embalse de Baños. Por delante, al otro lado de la carretera, Aldeanueva
del Camino. Y justo delante de nosotros, casi oculto por el desnivel
del camino, Gargantilla.
A la entrada de Gargantilla una fuente,
de hechura moderna con aplacados de piedra, invita a llenar los bidones de
agua. El recorrido, rápido, que hacemos por sus calles, por deja un estupendo
sabor de boca por lo que vemos de arquitectura tradicional.
Ya saliendo de Gargantilla cruzamos el Garganta
de la Buitrera por un reciente
puente hecho con bloques de hormigón y pienso que ya me hubiera gustado ver
alguna foto del puente que debió haber en este mismo lugar antes de que se
construyese este.
Nos separan solo cinco kilómetros de Segura
de Toro y estamos deseando llegar. Nos detuvimos demasiado tiempo en
Hervás (una hora bien larga) pues, so pretexto del bocadillo bastantes de los
integrantes del grupo entraron en bares y no encontraban forma de salir. El
terreno por el que caminamos ahora carece del embrujo del castañar por el que
habíamos venido desde Hervás. Y todo eso nos empuja a acelerar el paso para
llegar a Segura de Toro.
Atravesamos una dehesa en la que, ya a tres
kilómetros del destino, vemos una fuente con un triple abrevadero para el
ganado.
Rodeamos el cerro del Picute disfrutando ya de
una vista preciosa de Segura de Toro y pasamos por una
zona con una agradable arboleda que nos conduce hasta un puente que salva el
río Garganta
Grande.
Ya accediendo a Segura de Toro vemos, por
el lado izquierdo de la carretera, dos fuentes seguidas, separadas por pocos
metros. La primera a la sombra de los árboles, con un cartel encima que indica
que no se puede beber de su agua. Cuenta con dos caños cuya agua cae en sendos
pilones rectangulares, independientes, de piedra. Encima del chorro de la
izquierda una inscripción que hace referencia al año 1955.
La segunda fuente, un poco más arriba,
cuenta con un solo caño y un pilón, así como con una bancada también de piedra
en la que sentarse a descansar. Por encima del caño permanece el vestigio de lo
que un día debió ser, quizá, un escudo esculpido que hoy solo se puede
adivinar.
La avenida por la que subimos, o carretera,
es un paseo dedicado al que fuera mi buen amigo e Ingeniero de Caminos de
la Diputación
Provincial de Cáceres Luis Canalejo Mateo. Luis,
nacido en Galicia, pasó en Cáceres la mayor parte de su vida,
donde fue una persona activa en la vida social de la ciudad. Fue senador por UCD,
con una constante preocupación por los temas de abastecimiento de aguas, mayordomo
de la Cofradía de la Virgen de la Montaña (de buena estatura, se le
puede ver en muchas de las fotos que, con motivo de la bajada de la Virgen,
andan publicadas por ahí). También participó en la fundación del Club
de Tenis Cabezarrubia y de la Asociación Musical Cacereña. Cuando
se jubiló decidió dedicar parte de su vida y todos sus conocimientos como misionero
laico en Perú en favor de los más desfavorecidos de dicho país. Falleció
el 10 de enero de 2008 a los 77 años.
Me dio pena ver el estado en que se
encuentran los azulejos conmemorativos de la dedicatoria del paseo a su
persona. Vaya esta foto como recuerdo a su persona.
Entrando ya en el pueblo, más azulejos nos
indican que estamos en Segura de Toro y nos sugieren
algunos de los atractivos a visitar, como también lo hace algún indicador de
una ruta local sobre lagares celtas.
Como es lógico, antes de dar por terminada
la ruta tomando las obligatorias cañas, fuimos a la Plaza del Ayuntamiento
para ver la réplica del Toro Vettón del siglo VI a.C. (el
original está en el Museo Provincial), la fachada de la iglesia y del Ayuntamiento
y los restos de la antigua muralla, respecto a la que me ha sido imposible
encontrar documentación alguna.
Habíamos tenido una jornada espectacular. Y
el sol quiso despedirse de nosotros dándonos también un espectáculo que
disfrutamos a placer.
Siento corregirle, pero el Toro o Verraco que preside la plaza de Segura de Toro es el original hallado en el municipio. Actualmente se han traído las réplicas de otro verraco más pequeño y un guerrero celta que sí están los originales en el museo de las veletas de cáceres, estos dos tuvieron que donarse a dicho museo y por ello se han pedido unas réplicas para exponerlas en la plaza. Pero el Toro es el original y por cierto uno de los más grandes que se conserva en la Península Ibérica. Espero haberle aclarado.
ResponderEliminarGracias, Verónica, por su comentario, que enriquece el post. Su inclusión aclara el tema.
ResponderEliminarUn cordial saludo.