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Realizada durante la
mañana del 25 de noviembre de 2013.
Las Peñas
del Chache son el punto más alto de la isla de Lanzarote, con 670 metros.
Es, de hecho, la cima del macizo de Famara que, visto desde la
playa del mismo nombre y desde la zona de El Jable, se presenta como un
inmenso murallón, un acantilado impresionante.
Junto con los
Ajaches (en el otro extremo de la Isla), son los dos sistemas
montañosos más antiguos de Lanzarote.
El macizo
de Famara ha sufrido, a lo largo de cientos de miles de años, una
notable erosión a consecuencia de la acción de los elementos meteorológicos que
ha originado que hoy presente la inmensa belleza que tiene. El punto más alto,
como ya he dicho, de todo el macizo son las Peñas del Chache, punto
que vamos a visitar y desde el que hay unas vistas realmente excepcionales
sobre todo el litoral de Famara y El Jable.
Por su altura, y por
estar sobre un acantilado, las Peñas del Chache sirvieron de
atalaya desde la que vigilar la aproximación de barcos por toda la costa norte
y oeste.
El nombre de Chache
es de origen guanche, si bien no se conoce el significado que pudo tener en
dicha lengua. Es indudable su parentesco con otros topónimos lanzaroteños tales
como Ajache,
Tinache
y Tinaguache.
La ruta no tiene especial complicación, ya que el
desnivel máximo, en relación al punto de partida (la cota más baja de todo el
recorrido) no llega a los 100 metros. La distancia, de unos 9 kilómetros.
Nosotros decidimos
comenzar en el Bar Restaurante Los Helechos, a unos 4,5 kilómetros de Haría,
algo por encima del Mirador. Se llega allí saliendo de Haría por la LZ-10,
en dirección a Teguise. Justo en el punto kilométrico 17 se encuentra la
entrada al parking del restaurante, desde el que tenemos unas estupendas vistas
sobre Haría, alcanzando a ver en la costa, Guatiza, Mala,
Arrieta
y Punta
Mujeres.
Salimos a la carretera
desde el parking y la tomamos en dirección izquierda, subiendo.
A unos 200 metros tomaremos
la carretera que sale por la derecha, abandonando la LZ-10.
Al poco de entrar en la
carretera lateral nos encontramos con un cartel indicador, bastante
deteriorado.
A nuestra izquierda vemos
la costa, donde distinguimos con facilidad Arrieta y Punta Mujeres. A nuestras
espaldas queda Haría, con el volcán de La Corona de fondo.
Pasamos una explotación
agrícola que queda a nuestra derecha y, enseguida, el camino se bifurca. Hay
postes con flechas indicadoras. OJO, porque en ese punto debemos seguir de
frente y NO desviarnos ya que el camino que queda a nuestra derecha será por el
que regresaremos a nuestro retorno.
Desde que hemos salido
vamos ascendiendo sin parar hasta que llegamos al punto más alto de esta
vertiente, justo en el punto en el que a la izquierda hay una pequeña casita y donde,
por la derecha, sale un camino que conduce a las instalaciones del Ejército
del Aire, muy llamativas especialmente por la gran esfera dorada
situadas en lo más alto de las Peñas del Chache, en el punto más
elevado de Lanzarote, siendo visibles desde mucha distancia. En realidad son
dos esferas, pero la segunda es mucho más pequeña y está ubicada algo más baja,
mirando a la vertiente de Famara.
En ese mismo cruce un poste
indicador con una flecha nos indica que debemos continuar para ir a la Ermita
de las Nieves, aunque se lee con dificultad.
Aquí se ubica el Acuartelamiento
Aéreo Peñas del Chache (ACAR Peñas del Chache), donde presta
sus servicios el Escuadrón de Vigilancia Aérea nro. 22 (EVA 22).
Este escuadrón, junto con
el EVA 21 (ubicado en Las Palmas), son los encargados de la vigilancia y
defensa del espacio aéreo de las Islas Canarias, para ello disponen de estación
de radar y comunicaciones del Sistema de Mando y Control Aéreo.
El EVA 22 fue creado en
1971 como “Escuadrón de Control Aerotáctico” en la Base Aérea de El Copero
(Sevilla) y fue trasladado en 1974 al
Sáhara, donde prestó servicio durante un año. En 1975 a Lanzarote. Desde 1990
tiene la actual denominación.
A partir de este punto todo
es una suave bajada hasta llegar a las inmediaciones de la Ermita de las Nieves que,
por estar en un pequeño alto, queda limpiamente a nuestra vista a pesar de
estar a más de 1,5 km. de distancia todavía.
Esta parte del camino se
vuelve más atractiva, pues por nuestra derecha comenzamos a ver la otra
vertiente, viendo ya las playas de Famara.
Pasamos un pequeño cruce a
nuestra izquierda, que lleva a la Peña de la Pequeña, pero nosotros
seguimos de frente.
Cuando estamos ya a la
altura de la Ermita, que queda a nuestra derecha, un pequeño poste hincado
en tierra nos indica que estamos en la Red de Senderos Turísticos y Recreativos de
Lanzarote (PR-LZ).
Detrás de nosotros ya
podemos ver, con una buena perspectiva, el ACAR. con sus dos grandes esferas. Y
recordamos que la grande es el punto más alto de toda la isla.
Tras un pequeñísimo repecho
llegamos a una explanada con un poco de vertiente en el sentido de nuestra
marcha que queda delante de la Ermita, donde hay un pequeño
jardincillo con unas palmeras y un panel informativo. Desde allí hay unas
vistas extraordinarias, divisándose Los Valles, que quedan a tiro de
piedra, y Teguise a lo lejos.
A unos 100 metros, una
construcción con lo que parecen antenas y que ignoro si tiene alguna relación
con el ACAR o quizá sean antenas de telefonía.
La Virgen de Las Nieves es
la patrona de Lanzarote y ha sido objeto de devoción desde el siglo XV a
causa de ser portadora de lluvia, motivo por el que se realizaban
peregrinaciones a este su santuario.
Un manuscrito de 1714
atribuido a un tal Diego Henríquez cuenta cómo poco después de la conquista de la
Isla, finalizada en 1427, se apareció la Virgen de la Nieves a un pastorcito
en estas cumbres: “… mandándole dixesse a los Párrocos y Mayores del pueblo era voluntad
suya se le fabricase casa en aquella colina.” El pueblo de Teguise construyó una
ermita en el lugar señalado por el pastor. Pero con el paso de los años la
devoción fue perdiendo vigor, por lo que la ermita quedó seriamente afectada,
debido al poco cuidado prestado a la edificación.
El mismo Diego
Henríquez cuenta cómo un tal Luis Alonso, vecino de Los
Valles, prestó declaración el 19 de febrero de 1676 sobre las voces que
ha oído en el pago de Famara y de las que decía que eran de origen
sobrenatural. Aquéllas voces reclamaban la reconstrucción del templo a la
Virgen y le decían que no faltaría agua si accedían a lo pedido.
A partir del siglo XVIII se
empezó a hacer la Bajada hasta Teguise hasta 1936, después cada vez
que se requería lluvia se acudía a la Virgen y se realizaba la Bajada.
La ermita está declarada Bien
de Interés Cultural por sus valores patrimoniales y la festividad de la
Virgen se celebra el 5 de agosto. Con dicho motivo se celebra una romería a la
que asisten fundamentalmente los vecinos de los pueblos circundantes.
El acceso al recinto está
abierto pero la propia ermita se encuentra habitualmente cerrada.
La ermita se ubica en el
interior de un recinto tapiado en el que también existe un aljibe que
suministraba agua potable a los feligreses que se acercaban a este lugar de
peregrinación. Su fachada es totalmente plana y facilita el acceso al interior
a través de arco de medio punto sobre el que alza un pequeño óculo. Dado el
desnivel del cerro donde se ubica fue necesaria la instalación de una
escalinata, constituida por tres peldaños de cantería, ante la puerta. La
techumbre del buque es de dos aguas, mientras que la del presbiterio, más
elevada que aquél, es a cuatro aguas. Posee asimismo ciclópeos contrafuerte
laterales que equilibran los empujes de una techumbre potente, cuya
manifestación en el interior del templo se realiza bajo signos de la tradición
mudéjar a pesar de ser construida en el presente siglo.
Cuando salimos, giramos a
la derecha y nos acercamos a la pequeña explanada que hay al borde del
acantilado para contemplar las preciosas vistas de las que puede disfrutarse
desde allí, tanto de la Caleta de Famara y de El
Jable como de las Peñas del Chache y de parte del
acantilado al que vamos a ir a continuación.
El recorrido bordeando el Barranco
de la Poceta es una preciosidad, la depresión del terreno es profunda y
enormemente accidentada. En un sitio vemos una cruz al borde del precipicio y
pensamos que alguien pudo caerse. Más tarde vimos un coche estrellado en el
fondo del barranco y pensamos en un terrible accidente. Solo más adelante unos
señores que tenían una pequeña huerta nos indicaron que no se trata de
accidentes, sino de gente desesperada que viene hasta aquí para lanzarse a toda
velocidad al vacío en busca de la muerte. Terrible.
A 1,3 kms. de la explanada
anterior, en el sitio conocido como “Rincón de la Paja”, vemos a nuestra
izquierda una serie de cuevas excavada en la montaña. Cristina, mi mujer, que
viene con nosotros, pone mil pegas para que las recorramos a gusto, con lo que
tenemos que limitarnos a visitarlas muy someramente, pero no podemos ir a las
más alejadas.
Como tampoco disponemos de
linternas, hemos de limitarnos a ver lo que ilumina el flash de la cámara.
Conforme nos vamos acercado
a la estación militar, el Barranco de la Poceta, a nuestra
izquierda, va ganando en belleza y esplendor: la vista se extiende totalmente
expedita hasta la playa de Famara y El Jable.
Al otro lado del barranco,
en la falda que baja desde el Morro del Castillejo, alcanzamos a
distinguir algunas cuevas, no se si producidas por la erosión o por la mano del
hombre.
En apenas unos metros más
vemos, a nuestra izquierda, el sendero que baja hasta la Caleta de Famara. Está
claro y bien definido y no tiene pérdida
en todo su recorrido. Se convierte en peligroso si el terreno está mojado, por
lo que habría que extremar la precaución. En la foto el arranque del camino se
observa claramente en la parte inferior de la misma.
Y cuando estamos mirando al
barranco, alcanzamos a ver los restos achatarrados de otro coche que, según nos
informa el lugareño al que antes me referí, se precipitó al vacío hace poco. El
hombre nos dice que siempre ha habido suicidios con vehículos en estos lugares,
pero que desde que la crisis económica se agudizó, han aumentado en número y
frecuencia.
Justo a continuación del
lugar donde comienza la bajada por el Barranco de la Poceta, el camino
tiene un ensanche del que salen tres senderos. Uno a la derecha, que se dirige
a la estación militar, a la que es posible acercarse a la alambrada caminando
junto a las paredes de las pequeñas propiedades que hay al pie. Hacerlo es por
el mero gusto de subir lo más arriba posible de las Peñas del Chache, pero no
se consiguen mejores vistas. Nosotros no lo hicimos.
De los otros dos senderos
que salen del ensanchamiento, se segundo de la derecha continúa casi de frente
a la dirección que traíamos y supone regresar directamente hacia nuestro punto
de partida.
El tercero de los senderos
es el que sale a nuestra izquierda, en ascenso, que nos lleva al Morro
del Castillejo y luego a una explanada donde hay unas antenas. Este es
el que cogimos nosotros.
Junto al Morro
del Castillejo es un lugar ideal para hacer unas fotos estupendas.
Allí mismo, en una pequeña
planicie, varias antenas gozan, desde su privilegiada ubicación, de unas vistas
impresionantes sobre la costa, dominando todo el Archipiélago Chinijo.
A nuestros pies, las Bajas
de Famara hacen espumear a las olas cuando chocan con ellas y al fondo,
a nuestra derecha, el Risco de Famara, oscuro e imponente.
También aquí, al borde del
acantilado, una cruz recuerda, quizá, a alguien que pasó por un mal momento.
Continuamos el sendero sin
apartarnos del que discurre próximo al acantilado. Las vistas siguen siendo
espectaculares, invitándonos a hacer abundantes fotografías.
Como a trescientos metros
de donde hemos dejado las antenas el camino gira a la derecha, pero nosotros
hemos de CONTINUAR DE FRENTE, pues vamos a bajar a un precioso mirador.
Desde el mirador se puede
ver la caída vertiginosa que tiene el muro vertical que es el acantilado que
está delante de nosotros. Una pared protege de una caída por un traspiés pero
no impide, en absoluto, contemplar el
panorama. Solo por llegar hasta aquí ya había merecido la pena hacer esta ruta.
Desde el mirador subimos
unos metros pegados a la pared que nos ha protegido para girar enseguida a la
derecha y adentrarnos en un área de recreo llamada El Bosquecillo, dotada de
mesas y bancos donde descansar o donde tomarse el bocadillo, si se ha ido con
él.
A partir de este punto, el
regreso a nuestro punto de origen es fácil. Solo hay que seguir la
carreterilla, que nos hará pasar junto a una pequeña explotación agrícola que
dejaremos a la izquierda.
Unos trescientos metros más
adelante la carretera hace un brusco giro a la izquierda y ya iremos sin
desviarnos al punto del que partimos.
Genial, muchas gracias por la explicación!
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