lunes, 30 de enero de 2017

Ruta de la Lana 11: El Camino Viejo de la Ermita


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El 3 de enero de 2017, con otros tres amigos, fuimos a realizar esta ruta. Cuando llevábamos andados casi 4 kilómetros la cortina de agua que caía era de tal magnitud (y lo que se veía en el horizonte presagiaba mayor intensidad de agua todavía) que tuvimos que darnos la vuelta y anular el intento. Ha sido la primera vez en mi vida que he desistido de una ruta por el agua.
Unos días después le propuse este mismo recorrido al responsable del Grupo de Senderismo de la empresa Catelsa, al que le pareció idónea para “desengrasar” de los polvorones navideños, por lo que nos dispusimos a llevarla a cabo durante la mañana del 14 de enero de 2017, asistiendo una treintena de personas.
El recorrido es lineal, de ida y vuelta, de poco más de 7 kilómetros en cada dirección (14,5 en total) y el desnivel poco relevante pues únicamente tiene los 160 metros de bajada al río Araya y luego, a la vuelta, volver a subirlos a través de un camino cómodo, de cemento en su mayor parte.


Navas del Madroño se sitúa a la derecha de la carretera yendo desde Cáceres. En época de la trashumancia era un lugar de parada obligada para los pastores que subían o bajaban por la Cañada Real de las Merinas y aquí, donde ahora está el pueblo, había un conjunto de ventas que atendían las necesidades de los pastores. Hace muchos años el nombre del pueblo era Las Ventas y actualmente el gentilicio de los vecinos sigue siendo el de “venteros” aunque el nombre del pueblo cambió en el siglo XVIII al independizarse de Brozas, localidad de la que hasta entonces dependía, y pasó a denominarse Navas del Madroño.
Inicialmente nos habíamos citado en la Plaza de la Constitución, que data del siglo XVII. Allí está su ayuntamiento, en el que se conserva su pórtico de 8 arcos.



A pesar de nuestra cita inicial, entramos en el pueblo por su calle principal que coincida, exactamente, con la citada Cañada Real de Merinas y llevamos los coches hasta las inmediaciones de la Iglesia de Nuestra Señora de la O, el principal monumento del pueblo y que está al lado de la Plaza. Es, junto con la Ermita de Santo Domingo (punto final de la ruta) el único edificio religioso del pueblo.
Levantada a mediados del siglo XVIII está construida en mampostería, siendo de sillares graníticos las esquinas y contrafuertes y según los documentos de que se dispone los vecinos del pueblo costearon los materiales por un importe total de 106.000 reales.





Justo al otro lado de la calle de la plazoleta que hay delante de la puerta de la iglesia, una antigua casa señorial tiene un magnífico escudo en la fachada, a la altura de la segunda planta, que no nos pasa desapercibido.



Un elemento peculiar de la arquitectura popular de Navas son las chimeneas, de diferentes formas y tamaños aunque, generalmente, alargadas. Puede pasarse un rato ameno yendo “a la caza” de chimeneas por las calles del pueblo.


Dejando la iglesia a nuestra izquierda y la callejuela que lleva a la Plaza de la Constitución a la derecha, caminamos unos 200 metros, para coger la calle Valle del Pino, que sale por la derecha y que nos llevará enseguida fuera del pueblo. Así estaremos ya en el Camino Viejo de la Ermita, que es el que sigue la gente del pueblo cuando peregrinan a la misma en el día del patrón.
Enseguida llegamos a un cruce en el que a la derecha hay unos abrevaderos para ganado mientras que en el lado izquierdo podremos ver un panel informativo sobre la ruta “Cabeza de Araya”.



Seguimos caminando por un camino de tierra que discurre entre paredes de piedra a ambos lados. Aproximadamente un kilómetro más adelante hay una bifurcación del camino con una gran piedra en el medio. Podemos, indiferentemente, por uno y otro lado pues continuaremos luego andando de frente.


A unos cuatrocientos metros podremos ver a nuestra izquierda la entra a la finca “La Mora Encantá”, con una preciosa reja de entrada realizada en forma.


Otros 500 metros y veremos que el camino se divide en tres. Nosotros seguimos por el del centro quedando a nuestra derecha un pequeño olivar.


A partir de aquí vamos teniendo ante la vista campos desarbolados, dominados con frecuentes peñas de granito y donde los arbustos abundan. Junto a las propias paredes de la calleja aparecen retamas, zumaque, cantuesos, torviscos, escaramujos y zarzas.



A nuestra derecha, y apartada del camino como unos 150 metros, veremos una charqueta para bebida del ganado. El agua se la suministra el Arroyo de la Retama que discurre de un lado a otro del camino. Pronto la perderemos de vista, porque el camino discurre a un nivel más bajo que la pared de ese lado, que nos tapa la vista.



Desde que hemos tenido a la vista la charqueta (hay otra al lado izquierdo del camino, aunque un poco más pequeña), el camino va descendiendo hasta un punto que veremos una pequeña explotación ganadera a la izquierda. Ahí el camino hace un pequeño zig-zag (derecha-izquierda).
Unos ochocientos metros más adelante veremos que el camino se bifurca. Hemos de coger el de la derecha, que estará cerrado con una cancela que debemos dejar cerrada, como la encontremos, ya que en la finca, que es pública, hay ganado suelto.
Nada más pasar la cancela tuvimos la anécdota de la jornada. Había bastantes vacas paridas recientemente (muy celosas en el cuidado de sus chotos). Con el grupo venían tres de personas con perros y quizá debido a ello una de las vacas se acercó peligrosamente a nosotros. Además se volvía sobre sus pasos y volvía a girar y se acercaba cada vez más. Por fin se marchó y pudimos continuar sin mayor incidencia.



Seguimos por la pista, en muy buenas condiciones. Aquí empieza el descenso hacia el río Araya. Cuando hayamos recorrido unos 700 metros en continuo descenso veremos otra charqueta amplia a la izquierda del camino y muy cerca del mismo. Si se va con más gente, es un buen punto para un reagrupamiento.



A partir de aquí el camino, en continuo y pronunciado descenso, es de cemento. Hasta hace unos años el sendero bajaba más por la izquierda, paralelo al Arroyo del Almendro, que baja por ese lado y cerca de nosotros hasta desembocar en el Araya. El mismo sendero luego subía en busca de la Ermita. El acondicionamiento ha hecho desaparecer el encanto del antiguo sendero, pero lo ha hecho más cómodo y exento del peligro de resbalones y caídas.



Aunque la bajada es pronunciada, se hace con comodidad. Poco antes de llegar al caucel del río Araya hace un brusco giro a la izquierda de modo que se camina paralelo al río y sin cruzarlo. Enseguida veremos el cauce del Arroyo del Almendro que baja por nuestra izquierda. Cuando pasamos nosotros, apenas si lleva un hilillo de agua.



Del antiguo puente sobre el Araya no queda prácticamente nada, solo uno de sus ojos y algo del pretil que discurría por arriba. Se dice en Navas que el puente, al poco tiempo de ser construido, se vino abajo a consecuencia de una gran avenida de aguas y que nunca se reconstruyó.


El Araya cruza por debajo del camino de cemento sin que el caudal que lleva sea relevante. Y eso que estamos en pleno invierno. Supongo que en cuanto llegue mayo quedará reducido a nada.


En cuanto pasamos el río vemos el sendero que sale por la derecha para subir a la ermita. Es una pequeña cuesta: unos 70 metros de desnivel en un recorrido de 800 metros.
Cuando estamos ya casi arriba vemos a nuestra izquierda la Casa del Corral, con una estructura de círculo perfecto que, desde el aire parece trazado con un compás. Me acerco y compruebo que hay algún hueco (ventana) al que le falta el cierre. El interior está semiderruido.



Apenas unos pasos más nos sitúan en nuestro destino, la Ermita de Santo Domingo, patrón de Navas y destino de la romería que todos años realizan los venteros. No es muy grande, con una pequeña explanada en su parte delantera y bancos corridos adosados a su fachada y a uno de los laterales de la explanada, cerrada con traviesas de aluminio oscuro.
La ermita, cuya construcción está fechada en el siglo XVI y con reformas posteriores, es una modesta obra de mampostería y sillarejo con una fachada que presenta un vano de entrada adintelado de granito, precedido de un pequeño atrio y coronada por una espadaña.
La ermita permanece cerrada habitualmente, a excepción del día en que se celebra la romería del patrón que es el Domingo de Resurrección. El edificio tiene construcciones ganaderas anejas en su lado derecho, según se mira la fachada.




Frente a la ermita, como a unos doscientos metros, está la llamada Casa del Vicario.



Tras una media hora de descanso y reposición de fuerzas con el bocadillo, nos hacemos la foto de grupo.



Terminada la visita regresamos a Navas disfrutando de los callejones formados por antiguos muros de piedra.



Cuando estamos a punto de llegar al pueblo, una finca a nuestra izquierda nos deja ver un antiguo pozo provisto de su sistema de cigüeñal para sacar el agua, método muy extendido en Extremadura pero del que van quedando pocos vestigios.




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