domingo, 27 de noviembre de 2016

Lanzarote: Montaña Tingafa (o Tinga)


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Realizada en solitario a primera hora de la tarde del jueves 28 de mayo de 2015. Por la mañana había estado haciendo la ruta de la Montaña de las Nueces, la del Rodeo, la Caldera de la Rilla y la Montaña de Santa Catalina y a mediodía había realizado la de Pico Partido. Aprovechando que para hacer esta última había dejado el coche junto a Montaña Tingafa, me decidí a hacerla.

Saliendo de Mancha Blanca en dirección a Timanfaya, está a 3,7 kilómetros. Si se sube desde Yaiza, el punto para aparcar está a 1,7 kilómetros de la entrada al Parque Nacional de Timanfaya, justo al lado de Montaña Tingafa, exactamente en el punto en que una imagen del Diablo de Timanfaya (diseño de César Manrique) nos indica que estamos en el Parque Natural. En ese punto hay un pequeñísimo aparcamiento al lado de Montaña Tingafa, al que hay que entrar con cuidado por el desnivel entre la carretera y la zona donde aparcar (entre 5 y 8 centímetros) y allí podremos dejar el coche tranquilamente.




Al otro lado de la carretera, a un kilómetro de distancia está Pico Partido, ¡impresionante!.


La ruta es muy corta, pues solo pretende rodear y subir Montaña Tingafa. El esfuerzo tampoco es especialmente relevante aunque la totalidad del desnivel (70 metos) se salvan en un recorrido de tan solo 200, lo que arroja un desnivel superior al 37%. De todos modos indicaré que es fácilmente salvable, aunque la subida es todo ceniza volcánica con la incomodidad de que el pie se vaya hundiendo en ella. Nada que no se solvente con un par de paradas para descansar.


Montaña Tingafa es un pequeño cono piroclástico con abertura al noroeste, justo al otro lado de donde está la carretera. Todo él se encuentra cubierto por ceniza negra.


He de indicar que tanto esta Montaña, como la aldea a la que ahora me referiré, la podemos encontrar denominada de tres modos distintos. Las referencias más antiguas las encontramos referencias a Tíngafa, como palabra esdrújula, con acento en la “i” aunque, según algunos autores se pronunciaba así pero como se usaban acentos, en los escritos no aparecen. Otras referencias se hacen a Tingafa, como palabra llana. Y la última es Montaña Tinga, una forma apocopada. Las tres, al parecer, son válidas. Yo opto por la segunda.

En 1730 al lado de esta montaña y, al parecer, ubicada al norte de la misma, existía la aldea del mismo nombre, que según algunos escritos contaba con 64 habitantes, mientras que otros lo cifran en 46 (¿cambio en los números?) y muy cerca unas pocas casas, dependientes de la aldea, a las que se denominaba Buen Lugar, donde existía la ermita de San Juan Evangelista de la que existen constancia documental del año 1625.

Según la información que he podido consultar, Tingafa sobrevivió a las erupciones de Pico Partido pero sucumbió a las de la Montaña de Señalo, pues fue completamente destruida y cubierta por las lavas en los primeros días de marzo de 1731. Y con ella también Buen Lugar y la Ermita aludida.

Hoy Montaña Tingafa es un islote completamente rodeado por las lavas que aquí corrieron hace casi 300 años en dirección a Caldera Blanca.


El acceso podemos hacerlo directamente desde donde he indicado que se puede aparcar el coche pero también desde dos lugares más: unos 50 metros más arriba (dirección Mancha Blanca) hay otro camino hecho de malpaís machacado. Y unos 200 metros más arriba, en la misma dirección, hay un acceso por el que se puede entrar con el coche (yo creo que debería impedirse la entrada por este medio, pues resulta totalmente innecesaria). De esta última forma se puede entrar hasta el interior de la caldera de Montaña Tingafa y dar la vuelta allí mismo para volver. Creo que es un atentado al medio natural.




Desde el coche me acerco a la misma base de la montaña, a diez metros escasos, y sigo un senderillo que va por el lado derecho de la falda. Enseguida me encuentro unas higueras, justo en el mismo lugar en que desemboca el otro camino al que me refería antes.



Según vamos caminando hacia la parte de atrás de Montaña Tingafa, para acceder a la caldera, nos quedan a la vista los volcanes de los alrededores.

De izquierda a derecha: La Montaña de Tinajo, Caldera Guigua y Montaña Tinache

De izquierda a derecha: El Pico del Marichuelo Alto, Risco Quebrado y Caldera Blanca

Bordeamos la montaña por el sendero, siempre con Caldera Blanca enfrente de nosotros y con todo el mar de lavas a nuestra derecha. Cuando llegamos a la parte de atrás, un amplio acceso nos permite adentrarnos en esta antigua caldera.

A nuestra izquierda quedarán un par de higueras protegidas por paredes de piedra.



Tengo constancia documental de que en el interior de esta caldera y al fondo del camino, existía la Fuente de Tingafa de la que, en mi visita, no pude encontrar el menor rastro. He buscado también referencias a la existencia actual de dicha fuente, sin que nada me permita sospechar que todavía se mantenga cualquier tipo de vestigio de la misma.

Eduardo Hernández Pacheco, en su famoso libro publicado en 1909 (que me he leído dos veces) Por los campos de lava (Fundación César Manrique, 2002), página 118, cuenta lo siguiente:

“Penetramos en el malpaís hacia el E de Mazo dirigiéndonos a un islotillo de lapilli donde nos aguarda uno de los guías, con tan escasa provisión de agua que prefiero no beber y hacerlo a satisfacción en la fuente de Tingafa.
Tingafa es un volcán antiguo de colinas poco elevadas completamente cubiertas de lapilli negro y rojizo, de tal modo que, si no fuera por algunas higueras y matojos espontáneos que crecen en su interior y por la fuente que ocupa el hondo del fondo de saco acodado que forma, se creería que fue formada por las erupciones del siglo XVIII.
Está alargado de SO a NE, estando hacia el último rumbo la abertura. De las dos paredes, la del NO por donde penetramos es mucho más baja que la opuesta.
De todos modos la montaña sobresale poco de la llanura lávica que la rodea.”

La caldera, efectivamente, forma un codo y compruebo con sorpresa que los coches pueden acceder libremente hasta el mismo. Sigo sin explicarme para qué.

Al fondo de la caldera hay una especie de rotonda donde se ve con claridad que los vehículos giran para volver por donde han venido. Es por aquí donde debería haber algún vestigio de la Fuente de Tingafa que, sin embargo, no existe.




Un último esfuerzo nos permite, siempre pisando ceniza volcánica, llegar al punto más alto de Montaña Tingafa.


En cuanto subimos un poco podemos comprobar cómo el cráter de Montaña Tingafa tiene dos elevaciones distintas separadas por un pequeño collado, por el que hemos subido. La primera y más baja (330 metros) nos ha quedado a la izquierda al subir y la segunda y más alta (370 metros) es a la que he llegado por la empinada cuesta de rofe. En medio de ambas queda la caldera con el acceso de vehículos y la rotonda a la que me refería más arriba.



Y desde arriba, unas estupendas vistas tanto hacia el norte como hacia el sur, siguiendo la carretera en ambas direcciones.



La corona del cráter puede recorrerse en su integridad y bajar por el extremo contrario al lugar por donde se ha subido, de modo que se saldría a la entrada al cráter. Sin embargo, hay un senderillo que baja, por la izquierda, justo desde donde termina la ceniza volcánica y empieza la roca y que, bordeando en un suave descenso la loma de Montaña Tingafa, lleva directamente al lugar donde dejamos aparcado el coche.



Con lo que habremos dado por terminada la visita.

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