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Realizada en solitario a primera hora de la tarde del jueves
28 de mayo de 2015. Por la mañana había estado haciendo la ruta de la Montaña
de las Nueces, la del Rodeo, la Caldera de la Rilla y la Montaña
de Santa Catalina y a mediodía había realizado la de Pico
Partido. Aprovechando que para hacer esta última había dejado el coche
junto a Montaña Tingafa, me decidí a hacerla.
Saliendo de Mancha Blanca en dirección a Timanfaya, está a
3,7 kilómetros. Si se sube desde Yaiza, el punto para aparcar está a 1,7
kilómetros de la entrada al Parque Nacional de Timanfaya, justo al lado de Montaña
Tingafa, exactamente en el punto en que una imagen del Diablo
de Timanfaya (diseño de César Manrique) nos indica que
estamos en el Parque Natural. En ese punto hay un pequeñísimo aparcamiento al
lado de Montaña Tingafa, al que hay que entrar con cuidado por el
desnivel entre la carretera y la zona donde aparcar (entre 5 y 8 centímetros) y
allí podremos dejar el coche tranquilamente.
Al otro lado de la carretera, a un kilómetro de distancia
está Pico
Partido, ¡impresionante!.
La ruta es muy corta, pues solo pretende rodear y subir Montaña
Tingafa. El esfuerzo tampoco es especialmente relevante aunque la
totalidad del desnivel (70 metos) se salvan en un recorrido de tan solo 200, lo
que arroja un desnivel superior al 37%. De todos modos indicaré que es
fácilmente salvable, aunque la subida es todo ceniza volcánica con la
incomodidad de que el pie se vaya hundiendo en ella. Nada que no se solvente
con un par de paradas para descansar.
Montaña Tingafa es un pequeño cono piroclástico
con abertura al noroeste, justo al otro lado de donde está la carretera. Todo
él se encuentra cubierto por ceniza negra.
He de indicar que tanto esta Montaña,
como la aldea a la que ahora me referiré, la podemos encontrar denominada de
tres modos distintos. Las referencias más antiguas las encontramos referencias
a Tíngafa,
como palabra esdrújula, con acento en la “i” aunque, según algunos autores se
pronunciaba así pero como se usaban acentos, en los escritos no aparecen. Otras
referencias se hacen a Tingafa, como palabra llana. Y la
última es Montaña Tinga, una forma apocopada. Las tres, al parecer, son
válidas. Yo opto por la segunda.
En 1730 al lado de esta montaña y, al
parecer, ubicada al norte de la misma, existía la aldea del mismo nombre, que
según algunos escritos contaba con 64 habitantes, mientras que otros lo cifran
en 46 (¿cambio en los números?) y muy cerca unas pocas casas, dependientes de
la aldea, a las que se denominaba Buen Lugar, donde existía la ermita
de San
Juan Evangelista de la que existen constancia documental del año 1625.
Según la información que he podido
consultar, Tingafa sobrevivió a las erupciones de Pico Partido pero
sucumbió a las de la Montaña de Señalo, pues fue
completamente destruida y cubierta por las lavas en los primeros días de marzo
de 1731. Y con ella también Buen Lugar y la Ermita aludida.
Hoy Montaña Tingafa es un
islote completamente rodeado por las lavas que aquí corrieron hace casi 300
años en dirección a Caldera Blanca.
El acceso podemos hacerlo directamente
desde donde he indicado que se puede aparcar el coche pero también desde dos
lugares más: unos 50 metros más arriba (dirección Mancha Blanca) hay otro
camino hecho de malpaís machacado. Y unos 200 metros más arriba, en la misma
dirección, hay un acceso por el que se puede entrar con el coche (yo creo que
debería impedirse la entrada por este medio, pues resulta totalmente
innecesaria). De esta última forma se puede entrar hasta el interior de la
caldera de Montaña Tingafa y dar la vuelta allí mismo para volver. Creo
que es un atentado al medio natural.
Desde el coche me acerco a la misma
base de la montaña, a diez metros escasos, y sigo un senderillo que va por el
lado derecho de la falda. Enseguida me encuentro unas higueras, justo en el
mismo lugar en que desemboca el otro camino al que me refería antes.
Según vamos caminando hacia la parte de
atrás de Montaña Tingafa, para acceder a la caldera, nos quedan a la
vista los volcanes de los alrededores.
De izquierda a derecha: La Montaña de Tinajo, Caldera Guigua y Montaña Tinache |
De izquierda a derecha: El Pico del Marichuelo Alto, Risco Quebrado y Caldera Blanca |
Bordeamos la montaña por el sendero,
siempre con Caldera Blanca enfrente de nosotros y con todo el mar de lavas
a nuestra derecha. Cuando llegamos a la parte de atrás, un amplio acceso nos
permite adentrarnos en esta antigua caldera.
A nuestra izquierda quedarán un par de
higueras protegidas por paredes de piedra.
Tengo constancia documental de que en
el interior de esta caldera y al fondo del camino, existía la Fuente
de Tingafa de la que, en mi visita, no pude encontrar el menor rastro.
He buscado también referencias a la existencia actual de dicha fuente, sin que
nada me permita sospechar que todavía se mantenga cualquier tipo de vestigio de
la misma.
Eduardo Hernández Pacheco,
en su famoso libro publicado en 1909 (que me he leído dos veces) Por
los campos de lava (Fundación César Manrique, 2002), página 118, cuenta
lo siguiente:
“Penetramos en el malpaís hacia el E de Mazo dirigiéndonos a un islotillo
de lapilli donde nos aguarda uno de los guías, con tan escasa provisión de agua
que prefiero no beber y hacerlo a satisfacción en la fuente de Tingafa.
Tingafa es un volcán antiguo de colinas poco elevadas completamente
cubiertas de lapilli negro y rojizo, de tal modo que, si no fuera por algunas
higueras y matojos espontáneos que crecen en su interior y por la fuente que
ocupa el hondo del fondo de saco acodado que forma, se creería que fue formada
por las erupciones del siglo XVIII.
Está alargado de SO a NE, estando hacia el último rumbo la
abertura. De las dos paredes, la del NO por donde penetramos es mucho más baja
que la opuesta.
De todos modos la montaña sobresale poco de la llanura lávica que
la rodea.”
La caldera, efectivamente, forma un codo
y compruebo con sorpresa que los coches pueden acceder libremente hasta el
mismo. Sigo sin explicarme para qué.
Al fondo de la caldera hay una especie
de rotonda donde se ve con claridad que los vehículos giran para volver por
donde han venido. Es por aquí donde debería haber algún vestigio de la Fuente
de Tingafa que, sin embargo, no existe.
Un último esfuerzo nos permite, siempre
pisando ceniza volcánica, llegar al punto más alto de Montaña Tingafa.
En cuanto subimos un poco podemos
comprobar cómo el cráter de Montaña Tingafa tiene dos
elevaciones distintas separadas por un pequeño collado, por el que hemos
subido. La primera y más baja (330 metros) nos ha quedado a la izquierda al
subir y la segunda y más alta (370 metros) es a la que he llegado por la
empinada cuesta de rofe. En medio de ambas queda la caldera con el acceso de
vehículos y la rotonda a la que me refería más arriba.
Y desde arriba, unas estupendas vistas
tanto hacia el norte como hacia el sur, siguiendo la carretera en ambas
direcciones.
La corona del cráter puede recorrerse
en su integridad y bajar por el extremo contrario al lugar por donde se ha
subido, de modo que se saldría a la entrada al cráter. Sin embargo, hay un
senderillo que baja, por la izquierda, justo desde donde termina la ceniza
volcánica y empieza la roca y que, bordeando en un suave descenso la loma de Montaña
Tingafa, lleva directamente al lugar donde dejamos aparcado el coche.
Con lo que habremos dado por terminada
la visita.
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