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El Monumento Natural de los Ajaches
ubicado al sureste de Lanzarote, es la formación geológica
más antigua de todo su territorio junto con el Macizo de Famara, situado
justo en el extremo opuesto, al noroeste.
En ambos sitios (norte y sur) se encuentran los puntos más
altos de toda la Isla: en el Macizo de Famara están Las
Peñas del Chache (673 mts.) y junto a los Ajaches, aunque fuera de
la zona declarada como Monumento Natural, La
Atalaya de Femés (610 mts).
El Monumento Natural de los Ajaches tiene
la forma de un óvalo inclinado hacia la derecha y en la parte más al norte se
encuentra el Pico Nago.
Quizá a alguien le suene más por los nombres de “Naos”,
“Nao”
o, incluso, “Nado”. Eduardo Hernández Pacheco, en su
libro “Por los campos de lava” (1909), reeditado por la Fundación
César Manrique en 2002, en las páginas 217 y 224 lo denomina “Nago”.
Y aunque el Instituto Geográfico Nacional mantiene todavía la denominación
de “Naos”
el sistema de información geográfica del Gobierno de Canarias lo denomina “Nago”,
denominación a la que me acojo.
La ruta no reviste ninguna dificultad pues solo son 4,2
kilómetros para un recorrido de ida y vuelta. Sí hay un repechón que subir
cuando, al llegar a la bajada al Valle del Cortijo, se abandona el
camino para iniciar la subida por la loma hasta llegar a El Frontón. Hasta este
punto, si se quiere, se puede venir el coche y luego iniciar la subida a pie.
Si se dispone de todoterreno, todavía se puede recorrer todo
El
Frontón con el vehículo y dejarlo al final del mismo, justo donde
arranca ya la subida al Pico Nago propiamente dicho.
Hice esta rutita con mi buen amigo argentino Jaime
Soto Cortés durante la mañana del 29 de mayo de 2015, un día espléndido
de sol y con alguna nube que hermoseaba el cielo. Nos habíamos citado a la
entrada de Las Casitas, yendo desde Femés, donde quería enseñarme (desde
fuera) la primera casa de la izquierda,
en cuyo patio-jardín está lo que queda de un antiguo helicóptero de combate.
La verdad es que, además del esqueleto del helicóptero (en
el que mi nieto se lo habría pasado en grande), el patio está lleno de
cachivaches que si bien, a mi entender, carecen de valor alguno, sí pueden
resultar curiosos. Y es que la capacidad humana para rescatar y conservar trastos
no tiene límite.
El Pico Nago queda junto a Las
Casitas, por encima de nosotros. Cuando lo miro me da la sensación que
es un monte con sombrero, siendo éste la acumulación de rocas que hay en toda
la parte de la cima.
Justo enfrente del helicóptero sale un camino que, bordeando
la falda del Pico Nago, discurre paralelo a la carretera que conduce a Femés.
En esta parte del recorrido veremos a nuestra derecha una zona llana que ha sido
desprovista de la primera capa de tierra. Me da la impresión de que pudiera
tratarse de un aprovechamiento de los áridos de la superficie y Jaime me indica
que actualmente se utiliza para entrenamiento de motos y todoterrenos.
Después de 700 metros de recorrido el camino gira a la
izquierda para ubicarse en el pequeño collado que separa el Valle
de Femés del Valle del Cortijo. A nuestra derecha
veremos una zona en la que se puede estacionar cómodamente y a nuestra
izquierda un panel informativo nos informa que entramos en Monumento Natural de los Ajaches
y que es un espacio protegido.
Desde este punto privilegiado tenemos a nuestros pies todo
el Valle
del Cortijo que, al fondo , se une al Valle del Higueral para desembocar
los dos juntos en la Playa del Pozo, delante de la que
podemos ver los grandes círculos de las granjas marinas (que empezaron
dedicándose a la cría del atún para pasar luego, al parecer sin la debida
autorización, a lubinas y doradas) y que tantas quejas han generado entre los
habitantes de Playa Quemada pues en diez años han pasado de ser ocho granjas
a más de cincuenta.
Al parecer, la alimentación del atún no dejaba residuos
mientras que la de la lubina y la dorada, que se alimentan a base de pienso,
generan un residuo fangoso que se traslada hasta la costa y que provoca que el
agua tenga una consistencia oleosa y un olor desagradable. Todo ello ha
provocado la desaparición de especies marinas tradicionales en esta zona.
En febrero de 2016 falleció uno de los buzos que trabaja en
las granjas mientras reparaba unas hélices.
El inicio de la subida está justamente donde se encuentra el
panel informativo a que he aludido anteriormente. Se trata de seiscientos
metros de recorrido en los que salvaremos la cuesta que nos dejará el El
Frontón.
Cuando hayamos caminado unos 300 metros llegaremos a un
pequeño rellano donde se puede coger aire y hacer unas fotos, ya que las vistas
desde ese punto son amplias y estupendas.
A nuestra espaldas
queda el inicio de El Filo de los
Cuchillos que llega desde aquí mismo, en el Pico de la Oveja, hasta la otra punta del Valle de Femés, en El Pico de la Aceituna. Aprovecho
para decir (ya subiré la crónica) que hay un recorrido precioso a lo largo de todo
El Filo del Cuchillo.
Al otro lado del Valle de Femés, limitándolo por el
noroeste, Los Lomos, que
empiezan en La Atalaya y
terminan en Caldera Gritana.
Caldera Gritana |
Donde termina el Valle, en el extremo opuesto a Femés y al lado de Uga, está La Montaña del Desriscadero, o Caldera Riscada en cuya bajada, pocos días después de hacer
esta ruta, me
produje una gravísima lesión en la rodilla izquierda: rotura de menisco y
desplazamiento de la rótula. No me di cuenta de la lesión hasta
pasadas unas horas, cuando el cuerpo se enfrió, por lo que continué con mi programa de aquel día y después de esa bajada
subí y bajé Caldera Gritana y
la Montaña de Miguel Ruiz,
detrás de las dos.
Tuve que operarme y
la intervención no fue bien. Todo esto me ha mantenido apartado del senderismo
durante año y medio y es al momento de redactar esta crónica (noviembre de
2016) cuando estoy retomando la actividad.
Marco en la foto el
sitio por donde bajé con las consecuencias indicadas. No tiene mayor problema.
Fue, simplemente, mala suerte.
También desde aquí
divisamos con claridad el punto en que se unen, como he dicho más arriba, los Valles del Cortijo y del
Higueral y en cuyo punto se encuentra la enigmática Flecha de los Ajaches que fui a ver
este mismo día y cuya historia contaré en otra crónica. En las fotos adjuntas
señalo el lugar en que está y fotos de la flecha, una tomada por mi y otra
vista por satélite.
Tras el descanso
tomado, continuamos subiendo otros trescientos metros, hasta llegar a El Frontón. No sé porqué se llama
así, si por “la pared” que acabamos de subir o porque, una vez aquí, hay unos
400 metros de terreno prácticamente llano hasta llegar al pie de las rocas que
coronan el Pico Nago.
Y si desde el punto
anterior pudimos gozar de unas vistas estupendas, las que hay desde este punto
no solo no le van a la zaga, sino que las superan en belleza. Así, ya podemos
divisar, al otro lado del Pico,
Playa Quemada y una parte de
sus casas. También, desde aquí, podemos divisar la totalidad de las granjas
marinas a las que me refería más arriba.
A nuestras espaldas
la espectacular belleza del Monumento
Natural de los Ajaches, con una fuerza impactante.
Y por cuatro lados
que miremos se nos llenarán los ojos, en este día claro, de toda la belleza que
solo tiene nuestra Isla.
Vistas Las Casitas de Femés desde el punto
en que me encuentro me recuerda a un niño pequeño cogido en brazos. Esa es la
imagen de la aldea mecida entre las faldas de Caldera Gritana y la Montaña
del Desriscadero
Estamos a un paso de
coronar el Pico Nago. Solo
unos pasos más para encaramarnos al conjunto de rocas que lo componen. Es
curioso, porque desde aquí da la sensación de que se hubieran amontonado, de
modo informe, las rocas que coronan el Pico.
Unas grandes rocas
se asemejan a lo que pudiera ser una hamaca o un sillón. Tanto es el parecido
que Jaime no puede evitar echarse un rato y dejar que el sol lo bañe durante un
rato.
Se que en estas
rocas que componen el conjunto del Pico
Nagos existen algunas inscripciones aborígenes. Confieso que, por más
que busqué no fui capaz de localizarlas, tarea que tengo impuesta para una
próxima subida al Pico.
Las únicas fotos que
he podido ver de las mismas son las publicadas en el perfil de Facebook de la Biblioteca de Playa Blanca, insertas
en el reportaje que publican de una ruta que organizaron desde Femés.
Atribuyo, pues, de
modo expreso a la Biblioteca de Playa Blanca la autoría de las fotos que
inserto a continuación.
Desde la cima del Pico Naos pueden disfrutarse vistas
como estas:
Desde la cima
continuamos todavía unos cuantos metros, pues hemos divisado un refugio
circular, de los que abundan en las montañas y volcanes de nuestra Isla, y que queremos ver de cerca.
Y desde aquí mismo
observo delante de nosotros y a nuestra derecha, junto a Playa Quemada, el precioso volcán Montaña Bermeja (otro más con la
misma denominación), que me propongo subir en los próximos días.
Damos por concluida
nuestra visita en este punto, retornando a Las Casitas por el mismo camino que hemos venido hasta aquí.
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