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Realizada durante la mañana del 11 de junio
de 2015.
Diez días antes había tenido una grave
lesión en la rodilla izquierda que me dejó varado sin poder salir a caminar.
Después de esa decena larga de jornadas me planteé hacer esta pequeña subida. Montaña
Bermeja no reviste especial dificultad, ni por el desnivel (140 metros)
ni por la distancia (apenas 3 kilómetros). Es, además, un volcancito aislado
que, o vas “a tiro hecho” o no se hace, porque encaja difícilmente en cualquier
otra ruta.
El regreso puede hacerse por el mismo
camino de subida, bastante más suave y en mejores condiciones de firme que el
que yo utilicé para bajar. Si se va con niños o si quien hace la ruta no tiene
una forma física medianamente aceptable, recomiendo regresar por el mismo sitio
de la subida.
Ante todo, advertir que en Lanzarote
existen, al menos, cinco montañas (volcanes) con la misma denominación de “Montaña
Bermeja”. Una es ésta, a la que me voy a referir en este reportaje,
ubicada al lado de Playa Quemada, en el sureste de la Isla. La segunda se ubica a
mitad de camino entre El Golfo y las Salinas de Janubio, en el
suroeste. Si trazásemos una línea recta que partiera a mitad de camino entre Puerto
Calero y Playa Quemada y terminase, también a mitad de camino, entre las
Salinas
de Janubio y El Golfo, cada una de estas dos montañas
quedaría ubicada en un extremo de la línea.
La tercera está al lado de Conil,
en el municipio de Tías, unos pocos kilómetros al norte de su homónima de Playa
Quemada mientras que la cuarta está un poco al sur de La
Santa, junto a la Playa del Majo. La quinta, por su
parte (denominada en algunos sitios “Caldera Bermeja”) se yergue, aislada
en medio de un gran mar de lava, al este de Caldera Blanca.
No hay que confundir ninguno de los
cinco volcanes con el ubicado al este de Playa Blanca, que recibe el nombre de
Montaña
Roja.
Por último, indicaré que de los cinco
volcanes con que cuenta La Graciosa, el situado más al norte
también recibe la misma denominación de Montaña Bermeja (los otros cuatro
son las Montañas Amarilla y la del Mojón y las dos Agujas,
la Grande y la Chica).
El recorrido puede iniciarse en
diversos lugares. Inicialmente me planteé dejar el coche en Playa
Quemada y dirigirme desde allí a Montaña Bermeja a través de un
camino, claro y sin pérdida, que enlaza con el kilómetro 2,5 exacto de mi
recorrido, pero tras comprobar que ese trozo no aportaba nada en especial a la
ruta, me decidí por dejar el coche junto a la carretera LZ-706, que es la que va
desde la LZ-2 (Yaiza a Arrecife) a esta Playa Quemada. A 1,5
kilómetros exactos desde que se toma la carretera a Playa Quemada hay un
camino que sale por la derecha y espacio más que suficiente para aparcar varios
coches. Si se prefiere, puede irse con el coche por ese mismo camino un poco
más arriba hasta dejarlo fuera de la vista de los que circulen por la
carretera. Yo preferí dejarlo junto a la misma.
El camino es ancho. Encontramos tres
bifurcaciones sucesivas, debiendo tomar siempre la de la derecha. Dejo fotos de
cada una de ellas y aprovecho para indicar que, como he dicho antes, que se
puede ir con el coche hasta la tercera desviación y dejar el coche allí.
El Pico Nago quedará a nuestra derecha,
rematado por su penacho de rocas y veremos, también a nuestra derecha, una
pequeña parcela de tierra negra, bien cuidada y limpia.
Por nuestra derecha podremos distinguir un
sendero que asciende hacia el Pico Nago por esta vertiente y que,
al menos en parte, es practicable también para vehículos todo terreno.
Enseguida veremos un sendero estrecho,
bastante menos definido que el que hemos traído, pero también muy claro, que
sale a nuestra derecha y se dirige a Montaña Bermeja.
En pocos pasos alcanzaremos un pequeño
collado desde el que tendremos a tiro de piedra nuestro destino.
El colladito me depara la sorpresa de unos
preciosas vistas a derecha e izquierda.
Por la derecha se ve una buena parte de la
alineación de volcanes que se extienden, en práctica línea recta, desde San
Bartolomé hasta Las Breñas
Por la izquierda y dada la claridad del día,
podemos contemplar sin problema Isla de Lobos, Fuerteventura, las playas
de Corralejo
y las principales elevaciones volcánicas de la Isla.
A mi lado, al otro lado del collado en que
me encuentro, las estribaciones del Pico Nago y El Frontón deslizándose
hacia el mar.
Sin apenas esfuerzo y en solo unos pasos me
coloco en el inicio de la corona del cráter de Montaña Bermeja aunque
para llegar a lo más alto todavía queda un pequeño trecho. Me llama la atención
la pequeña superficie del cráter, donde no hay espacio sino para la torrentera
producida por el agua de las lluvias.
A mis espaldas el Pico Nago, cuyo insolente
vértice parece retar al caminante a subirlo por este lado. Y a mi esto de los
retos, confieso que me va.
Desde arriba se tiene un mejor dominio
visual de la vertiente del Filo de los Cuchillos de la parte
sur de los Ajaches.
Y ya en el otro lado de la corona del
cráter, en la parte más alta de la misma, recorro todo el panorama que queda
ante mi vista: la costa hacia el norte, con Puerto Calero y Puerto
del Carmen e, incluso, Arrecife. Y debajo de mi, a mis
pies, las cuatro casitas de Playa Quemada junto a la Bahía
de Ávila.
Y, hacia el sur, el trozo de costa que queda
a la vista, entre Playa Quemada y Punta Gorda, con otro tanto en
longitud, y que desde aquí no puedo ver, hasta Punta de Papagayo, el
punto situado más al sur de todo Lanzarote.
Y a mi espalda, al fondo, mucho más allá de Uga,
los volcanes de Timanfaya, impresionantes con su intenso color rojizo que
rememora los días en que todas esas colinas estuvieron cubiertas de ardiente
lava.
Cuando me dispongo a iniciar el descenso
pienso que podría ser instructivo dejar constancia gráfica de porqué esto se
llama Montaña BERMEJA. El color se debe a la tierra que lo cubre,
pero también a algunas plantar carnosas que hacen donde solo este tipo de
plantas pueden hacerlo, aunque apenas si pueden disponer de agua para crecer.
Una de las fotos, la que hago enfocando
hacia el Pico Nago, me da la oportunidad de fotografiar los dos
barrancos que descienden a ambos lados de la ladera de dicho pico.
También tengo la oportunidad de captar con nitidez
una pequeña instalación mitad industrial, mitad ganadera, existente en Playa
Quemada, razonablemente alejada de la población, al pie mismo de Montaña
Bermeja.
Cuando inicio el regreso lamento para mis
adentros el no atreverme a bajar por este lado del volcán. Realmente el
desnivel es excesivo dada la situación de mi rodilla y no considero razonable a
agravar mi lesión. Por ello vuelvo sobre mis pasos, desandando lo recorrido por
la corona del cráter, Pero cuando llego al punto en que comienza la bajada del
lado más bajo de la caldera veo que hay unos pequeños hitos que parecen marcar
un camino de subida y bajada. Miro y remiro evaluando la posibilidad de bajar sin
resbalar y, finalmente, arriesgo y me voy en pos de los hitos.
Los hitos desaparecen o yo, al menos, los
pierdo de vista. A ratos aparece un senderillo y, en otros momentos, veo
piedras que, hace mucho tiempo, fueron pintadas de blanco. La cosa es que
siguiendo unas y otras voy bajando despacio, evitando riesgos inútiles.
Según desciendo tengo la oportunidad de ver
la estrechez de la entrada a la caldera de Montaña Bermeja; una caldera que,
realidad no existe, pues se trata de una prolongada brecha por la que debe
discurrir el agua, cuando llueve, con fuerza.
Cuando, por fin, llego abajo, me dirijo
hacia el punto de partida. Me encuentro un camino que baja a Playa
Quemada y que crucé antes, pero más arriba. Lo cruzo y sigo, ahora sin
sendero alguno, hacia el punto por el que vine. No tiene dificultad alguna pues
la visibilidad es perfecta y la distancia mínima, por lo que no cabe
posibilidad alguna de pérdida.
Gran descripción y fotos - muchas gracias. Con mucho gusto utilizaré esta descripción durante mis próximas vacaciones en Lanzarote. Una pequeña sugerencia, cambie la ubicación de Caldera Bermeja en relación con Caldera Blanca hacia el oeste (ahora es este, si Google lo tradujo correctamente, lamentablemente no sé español).
ResponderEliminarSaludos, Wlodek