domingo, 3 de noviembre de 2019

Cañaveral a Galisteo (Camino de Santiago por la Vía de la Plata)


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Realizada el sábado 30 de marzo de 2019 con el grupo de senderismo de la empresa Catelsa (Hutchinson) de Cáceres. 23 senderistas. Día prácticamente despejado y con temperatura fresca a primera hora que fue subiendo durante el transcurso de la jornada.

27,9 kilómetros prácticamente llanos. En los 4 primeros kilómetros hay un casi inapreciable desnivel de 177 metros y todo el resto de la ruta es de un descenso también casi inapreciable.

Salimos de Cáceres en autobús a las 7 de la mañana, de modo que a las 7,30 ya estábamos en Cañaveral, en su arteria principal, la Avda. del Dr. Boticario, delante del Hostal Málaga que tomamos como punto de partida caminando durante un corto trecho en dirección a Cáceres para abandonar enseguida la carretera por la izquierda.


A un kilómetro exacto del punto de partida tomamos un camino a la izquierda que nos permite alejarnos de la carretera, aunque ello suponga abandonar durante poco más de un kilómetro la original Vía de la Plata.

Caminamos por el llamado “Camino del Convento” durante algo más de un kilómetro para desviarnos a la derecha y adentrarnos en un pinar.

A la altura del Arroyo de Roma, que va a desembocar en el Embalse de Cañaveral,  estamos otra vez cerca de la carretera. Giramos a la izquierda para tomar un camino en ascenso que nos hará pasar junto a una charca en el lado izquierdo del camino. Ahí es donde nace el Arroyo de Roma, de no muy largo recorrido.

Doscientos metros más allá estaremos en el punto más alto de todo el recorrido: La Loma de la Casa del Guarda, una intersección en la que debemos girar a la derecha para continuar caminando entre pinares que nos van a llevar al conocido Puerto de los Castaños.



Pasamos por delante del hotel y, sin cruzar la carretera, atravesamos una cancela.

Vamos a seguir durante varios kilómetros el trazado de la Vía de la Plata caminando en medio de una preciosa dehesa que a estas hora de la mañana ofrece un precioso aspecto.


Una nueva cancela nos dará paso al cauce seco del Arroyo de la Madre del Agua y enseguida encontraremos, por nuestra derecha, una desviación del camino que puede llevar en un kilómetro a Grimaldo, donde puede encontrarse albergue para peregrinos.

Nosotros vamos a continuar de frente por el antiguo trazado de la Vía de la Plata. Tras 800 metros de una ligera subida llegaremos a la Carretera de Holguera a la que se accede y sobrepasa a través de sendas cancelas.

Nada más cruzar la carretera vemos a nuestra izquierda una charca en la Dehesa de Monrobel. Llama poderosamente mi atención una pequeña construcción que está a su lado y que, desde el sendero, no se aprecia qué puede ser.

Posteriormente, a través de Google Earth he podido comprobar que se trata de una fuente que alimenta varios abrevaderos para ganado.



Cruzamos otra cancela y pasamos al otro lado de un camino que lleva al Cerro del Chozón, donde hay una explotación no se si agrícola o de carácter industrial. Se aprecian desde el camino grandes depósitos conectados entre sí por diversos tubos.


Cuando pasamos al lado de la charca de Prado Pajares caminamos junto a una alambrada con indicaciones en la misma: flechas amarillas que indican el camino a seguir (por otra parte evidente), indicaciones de prohibido cazar, etc…


El sendero es estrecho y recorre una zona absolutamente llana, muy cómoda de hacer. Siguiendo la vereda encontramos una nueva cancela.

A estas alturas llevamos andando algo más de cuatro horas. Cuando son las 11,40 nos planteamos la posibilidad de hacer un alto para tomar algo de fruta, lo que hacemos a unos dos kilómetros de la última cancela, cuando el camino inicia un suave descenso. Estamos junto al cauce del Arroyo de la Alberquilla, que ahora está seco por completo.


Reanudamos la marcha pasando una nueva cancela que nos da paso a un largo recorrido en suavísimo descenso: van a ser 6 kilómetros con un descenso total de 170 metros.

En el trayecto encontraremos alcornoques y mucha retama, jara y monte bajo que matan la monotonía del paisaje. ¡Lástima que no sea una tierra más fértil o que, al menos, no contuviera mayor número de árboles!



Al cabo de cinco kilómetros divisamos a lo lejos las aguas del Embalse de Arroyo Boquerón, una presa pequeña que suministra a Riolobos.



Otra cancela más nos hace salir a un camino a pocos metros del que discurre uno de los cauces seco y muy evidente del Arroyo del Boquerón del Rivero. Los sedimentos blanquecinos señalan por donde pasó el agua. Otro brazo del mismo arroyo, unos metros más allá, sí lleva agua.



Prácticamente allí mismo encontramos una columna de granito con información sobre Riolobos. Desgraciadamente, los salvajes de siempre la han maltratado a base de pintarrajearla, mostrando su absoluta falta de respeto a lo que es propiedad de todos.

También información detallada sobre el Camping Las Catalinas, en Riolobos, a escasos dos kilómetros.




Nosotros tenemos que subir por una pequeña ladera que nos dará acceso a la carretera CC-29.3, por cuyo margen derecho (y por fuera de los raíles protectores) habremos de caminar durante 800 metros hasta llegar al punto en que hemos de cruzar, con sumo cuidado, al otro lado para seguir camino.




Estamos a 5,5 kilómetros de Galisteo. En cuanto empezamos a andar, a escasos 500 metros de la carretera, podemos contemplar, a lo lejos, el pueblo, que nos saluda con sus altas torres y, si tenemos buena vista, podremos distinguir sus murallas.

Pasamos junto a una explotación ganadera con una buena charca que, teóricamente, tendría que estar alimentada por el arroyo de la Fuente del Sapo, pero éste solo tiene cauce, careciendo por completo de caudal debido a la escasez de lluvia.


Un kilómetro más adelante llegaremos a una importante obra de infraestructura para el regadío de esta zona: el Canal Principal de la Margen Izquierda del Río Alagón, tal es su denominación. Y, a pesar de la importancia del Canal, el mismo discurre sin una sola de agua.


En un paredón, encontramos nueva información turística sobre posible alojamiento en Galisteo. Un poco más allá otra infraestructura para los cultivos: un acueducto, que volveremos a ver más adelante otra vez.


Dos kilómetros más adelante cruzamos el Arroyo de las Monjas, que éste sí lleva agua. Lo hacemos sobre un sencillo puente. Allí mismo un poste indicador nos señala que estamos a 72 kilómetros de Cáceres.



Kilómetro y medio más adelante ya queda Galisteo, con todo su esplendor, ante nuestra vista. Y mientras unos aceleran, pensando en quitarse las botas y poder calzarse las zapatillas mientras se deleitan con una cerveza o un refresco, otros optan por detenerse para celebrar la llegada con una foto de grupo.


A la entrada del pueblo encontramos el bar Los Emigrantes, donde nos sellan las credenciales y podemos sentarnos, tranquilamente, a celebrar la etapa que terminamos.



Tras ello, visitamos el pueblo, interesantísimo en sus monumentos y muy especialmente en su muralla.

El autobús nos recogió en Galisteo y con él volvimos a Cáceres.

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