sábado, 26 de abril de 2014

Subida al Cancho de la Silleta (Cañaveral)


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Realizada en solitario durante la mañana del 1 de noviembre de 2013. Mañana soleada y, a ratos, calurosa.
Una ruta sencilla, no exenta de esfuerzo (300 metros de desnivel en subida en 1 km. de recorrido) y que se me complicó debido a que un desaprensivo había colgado un track en Wikiloc sin advertir que la subida que él ponía era campo a través, en una zona repleta de jara. Si a eso le añadimos que había habido un incendio en primavera, os podéis imaginar el estado en que se quedaron los pantalones (negros y pegajosos).


Entré con el coche en el pueblo por la antigua N-630, y a la altura de la curva más cerrada sale, a la derecha, la calle Alfarería. No tiene pérdida, pues en el mismo esquinazo que da a la carretera un letrero bien grande, con una flecha indicadora, dice “VILLA DE ARCO, 3 KMS”. Siguiendo esa calle hasta el final llegué a la calle Calvario. En realidad es una plazoleta, en cuesta, con una farola en el medio.
Hacia arriba de la cuesta, una fuente y más arriba aún, el “calvario” que da nombre a la calle: tres cruces, las dos de los lados vacías y la del medio con un crucificado.




La plazoleta tiene, a mi juicio, un absoluto y único protagonista: el actual Teatro de la Consolación, anteriormente Ermita del mismo nombre, ahora desacralizada. Desde la plazoleta se ve parte de su estructura, con magníficos sillares de granito, bien labrados, que conforman cada una de sus cuatro esquinas. Solo puede verse la parte superior del edificio porque lo que fue el templo se encuentra rodeado por casas de menor altura que la circundan por todos lados.




Al otro lado, lo que debió ser la entrada a la Ermita en su tiempo, y en un lateral, la actual entrada al teatro.



Inicio la ruta saliendo por la calle Teatro, que me coloca en un minuto fuera del casco urbano, pasando junto a un parque infantil que queda a mi izquierda. Y, enseguida, dejo atrás el pueblo.



A poco más de un kilómetro del pueblo, justo donde el Arroyo de las Juntas cruza la carretera sale por la derecha, apartándose de la carretera, un camino encementado, de color rosado. Ese es el que hay que tomar.



Cuatrocientos metros más adelante termina el cemento y el camino se torna empedrado durante unos 200 metros. Sin duda, mucho más bonito.




Como hemos ido ganando altura desde que salimos de Cañaveral, podemos ver a nuestra izquierda, a lo lejos, el Embalse de José María de Oriol, o de Alcántara.



Mucho antes de llegar a Arco (o Arquillo, como también he visto que se le denomina) vemos desde lejos la iglesia o ermita de la pequeña localidad. Creo que gira bajo la advocación de la Virgen de la Asunción, pero no estoy seguro pues también he encontrado alguna referencia a la Virgen del Rosario y a la Virgen de la Estela.


Debemos estar atentos porque vamos a ver un camino que sale por la derecha y que es el que, en mi opinión, habría que tomar para subir a la silleta. Se encuentra justo enfrente de una “puerta de paso” a una finca que está por debajo del nivel del camino. Ahí quedan las fotos:



Como he dicho al principio, el track que yo seguí no advertía de la inexistencia de vereda alguna para subir desde las inmediaciones de la Iglesia, ni tampoco de esta alternativa que es la que me parece más correcta.
El camino tan nítido y definido que hemos traído se pierde un poco en una curva a la izquierda que hace el mismo. En ese lugar, a la derecha, están los Pilones de la Canaleja.



Una calleja, para mi gusto preciosa, nos lleva desde los Pilones hasta la Plaza del Álamo.




La Plaza del Álamo es un lugar emblemático en Arco. En ella se encuentra un viejo álamo con un tronco impresionante al que las enfermedades se han llevado por delante. Según todos los indicios el árbol está muerto, pero el magnífico tronco se conserva.



Allí mismo está la Fuente de la Rosa, restaurada por la Asociación de Amigos de la Villa de Arco.



Creo que una recomendación que se puede hacer a quien visite Arco es tratar de perderse por sus pocas calles, recorrerlas todas, detenerse a saborear cada fachada, cada tejado, cada puerta, cada recoveco. A mi me pareció un sitio encantador y, desde luego, tengo el propósito de volver para solazarme con la paz que allí se respira.
No tengo costumbre poner en estos post más de tres o cuatro fotos seguidas pero por esta vez haré una excepción. Y es que merece la pena.













Parece que los antiguos nombres de las calles han sido respetados y los letreros que nos informan de dichos nombres están realizados en azulejos con letras acordes con el entorno.


Vuelvo a la Plaza del Álamo para ir a la Ermita de la Asunción.


La ermita, sin grandes pretensiones, debió ser construida en 1847 o, al menos, eso parece deducirse de una placa de mármol que hay encima su puerta de entrada. Tiene una sencilla espadaña y, al lado derecho de la ermita, un gran pilón de agua, ahora medio seco y con piedras en su interior.






Una vez visitada la ermita, lo suyo sería volver otra vez sobre nuestros pasos para, pasados los Pilones de las Canalejas, subir al Cancho de la Silleta por el lugar indicado anteriormente.
Como ya he dicho, yo no lo hice así, pues el track que seguía subía directamente desde la ermita al Cancho. Craso error pues no solo no existe vereda alguna que facilite el ascenso, sino que todo está cubierto de abundantes jaras y otra vegetación que dificulta la subida. Tan incómodo me resultó que tuve que guardar en la mochila la cámara de fotos grande que llevaba y echar mano de una pequeña compacta que me hizo el servicio.
Ante la ausencia de vereda ni indicación alguna, fijé la mirada en un conjunto de peñas destacadas y traté de dirigirme a ellas del modo más directo posible.





Una vez pasadas las peñas, aparece un sendero que ayuda a llegar a la pequeña meseta.


Cuando, una vez arriba, miras lo que has dejado atrás, compruebas que el esfuerzo de la ascensión ha merecido la pena. La vista se extiende lejos y el espectáculo, bellísimo.
En lo alto del Cancho hay dos formaciones rocosas distintas; la que está más al este es la Peña de los Valles, de 812 metros de altitud.



La del oeste es la Silleta propiamente dicha, de 825 metros. En esta última se ubican las antenas y el vértice geodésico colocado por el Instituto Geográfico Nacional de España.



Las vistas desde uno y otro son espectaculares.
Hacia el sur:




Hacia el este:



Hacia el norte:


Para acceder al vértice geodésico y a la zona de las antenas hay que dar la vuelta a las rocas que componen la Silleta.
Me sorprendió ver que incluso a estas alturas acuden los vándalos a destrozar la propiedad ajena. Una de las casetas allí instaladas, seguramente para guardar materiales, ha sido destrozada en uno de sus laterales. La sensación de descuido es importante pues no solo está sucio el entorno, sino que se ven cables desprendidos y caídos por el suelo. Seguramente no tengan corriente ni uso alguno, pero la empresa que gestiona estas instalaciones debería tenerlo de otro modo.


Y subir al vértice geodésico, imprescindible, claro. Aunque he de decir que algunos de los escalones metálicos para subir a éste se encontraban completamente desprendidos, por lo que debe extremarse la precaución, tanto al subir como al bajar.



Una foto desde esta altura, con Cañaveral a nuestros pies. En la misma se observa, a la izquierda, el camino que utilicé para bajar y que es el que recomiendo también para la subida.


Al iniciar la bajada veo un buitre que vuela a mi altura. Luego dos y luego más, hasta que son dos docenas al menos Creo que tienen sus nidos por el extremo más alejado de la Peña de los Valles o en el Cerro del Reventón. 





El camino de bajada es pedregoso y con bastante desnivel. Recomiendo el uso de, al menos, un bastón que ayude a frenar el impacto de la bajada sobre las rodillas.



Cuando el camino llega abajo hay que girar a la derecha para volver al camino encementado por el que vinimos y, una vez allí, girar a la izquierda para volver a Cañaveral.
Si se dispone de tiempo merece la pena que, al llegar a Cañaveral se visite la Ermita de San Roque. Está en la calle que sale justo enfrente del Teatro de la Consolación (con fachada azul celeste). A veinte metros del inicio de la calle, a la izquierda está dicha ermita en la que se encuentra la imagen de la Virgen de la Consolación (dando el pecho al Niño).





Con ello damos por concluida la ruta de hoy.


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