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A principio de 2013
mi hermano Pepe y yo hicimos en cuatro días el Camino Visigodo a Guadalupe
y nos habíamos planteado hacer algo similar a principios de 2014. Tras barajar
diversas alternativas, optamos por hacer un recorrido por la Sierra de Aracena.
Pepe, que es un
organizador nato, hurgó por entre los entresijos de esa extraordinaria
herramienta para los senderistas que es Wikiloc, y encontró el perfil de antonio_ , buen conocedor de
la zona que nos interesaba. Al primer intento de contactar, Antonio respondió
con la simpatía y generosidad que le caracterizan. Nos formuló diversas
propuestas, contestó a todas nuestras dudas y puso a nuestra disposición sus
mejores track para unas jornadas idóneas.
He de decir que todos
sus track fueron certeros y magníficas las indicaciones mediante waypoint.
Nos desplazamos hasta Aracena el domingo 19 de enero,
pues nuestra intención era dormir allí para salir temprano al día siguiente.
Teníamos previsto para el primer día una ruta de algo más de 25 kilómetros,
yendo de Aracena a Fuenteheridos y desviándonos a la
derecha, a la altura del Cortijo de Navarrocín (a 6,5 kms. de
la salida) para, por el Alto de la Barquera, ir hasta Cortelazor
y bajar luego hasta Los Marines y desde ahí continuar hasta Fuenteheridos.
El día que llegamos hacía un frío que nos dejó
absolutamente sorprendidos. Y no solo por la noche, cuando salimos a cenar,
sino también cuando empezamos a caminar al día siguiente.
Habíamos reservado (alojamiento y desayuno) en la Hospedería
Reina de los Ángeles. Limpias y amplias instalaciones a un precio muy
razonable. El servicio y el trato exquisito y el desayuno (incluido) abundante.
Nos dieron todas las facilidades para dejar el coche allí aparcado durante los
tres días que íbamos a caminar por la Sierra de Aracena.
Algo que nos
sorprendió, y muy agradablemente, durante los tres días de marcha fue el
abundantísimo uso que se hace por toda la zona del azulejo, no solo como
elemento decorativo, sino también y principalmente como informativo,
publicitario y conmemorativo. Generalmente bien realizados.
Y no solo el azulejo,
sino la escultura conmemorativa y de homenaje también estuvo presente en
nuestro deambular por las localidades de la Sierra, algo que habla a favor del
homenajeado, pero que dice mucho más, y siempre bueno, del pueblo que sabe
reconocer y homenajear a los otros.
Bordeamos la Plaza de
Toros y nos dirigimos por las calles Mato y Cruz de Mármol hacia la rotonda que
hay en la carretera de circunvalación, junto al Polígono Industrial Caltalgallo.
Nada más dejar atrás
las últimas casas encontramos un panel explicativo sobre la ruta Aracena-Fuenteheridos,
si bien hecha de modo directo, ya que nosotros en el kilómetro 6, en lugar de
seguir rectos para ir a Los Marines haremos un gran bucle
para conocer los Picos de Aroche, pasando por Cortelazor y desde allí
regresaremos a Los Marines.
El panel hace
referencia a las típicas paredes de piedra que cercan las diferentes fincas,
formas de vallado muy características de la Sierra que tienen un gran valor
como elemento patrimonial de este Parque Natural. A lo lardo del sendero
tendremos la oportunidad de ver los diferentes tipos de vegetación y
aprovechamientos que se dan en este espacio protegido. Entre los últimos
destaca la dehesa, que forma el ecosistema dominante en la mayor parte dela
comarca.
La vegetación, a lo
largo del camino, está compuesta de castaños, alcornoques y olivos, acompañados
de un matorral de zarzas, aulagas, jaguarzo, brezo, torvisco, madroños, menta y
helechos. En la primea parte podremos disfrutar de un bosque en galería de
chopos y álamos.
El camino por el que
discurrimos es de tierra, rodeada de fincas con castaños que fueron cuidados y
podados de modo que el tronco principal fuera bajo para que las ramas salieran
a partir de 1,5 o 2 metros del suelo. Comprobamos que muchos de ellos, por
alguna enfermedad seguramente, se han secado.
Al llegar a una
intersección donde sale un camino a la derecha indicado como “La
Solana”, hemos de continuar de frente.
Al llegar a la altura
del Barranco
de la Fuente del Castaño un detallado panel nos informa sobre las
distintas setas comestibles que podremos encontrar por la zona pero que
nosotros, inexpertos en el tema, preferimos obviar.
Seguimos caminando
entre castaños, por un agradable sendero de tierra que, a ratos, discurre en un
túnel formado por las ramas de los árboles sobre nuestras cabezas. Una
verdadera preciosidad.
Kilómetro y medio más
adelante, pasada una explotación agrícola que queda a nuestra izquierda, sale
un camino que lleva a Los Marines. Como ya he dicho,
nosotros optamos por hacer un amplio recorrido por los Picos de Aroche (unos 14
kilómetros más) por lo que, llegados a ese punto seguimos de frente y
trescientos metros más adelante, en otra intersección de caminos, hemos de
coger el de la derecha.
Pasaremos por delante
de la finca “La Begoñosa” nombre que no se si deberá a que está bajo el
amparo dela Virgen de Begoña, por la imagen que tienen en la puerta. Y
pocos metros más adelante un bujío cuya puerta parece estar parcialmente
tapada.
En la siguiente
intersección de caminos hemos de coger el de la derecha, justo en el punto en
que se inicia una corta pero intensa subida hacia el Alto de la Barquera. En
un recorrido de un kilómetro habremos superado algo más de 100 metros de
desnivel, quedando ante nosotros un bonito panorama, con la Sierra
del Cuchillar al fondo y los tejados de las casas de Corterrangel
a nuestra izquierda.
Desde este punto nos
quedan 5 kilómetros hasta llegar a Cortelazor, de los que los cuatro
primeros van a ser una bajada continua hacia el cauce del Arroyo de Guijarra. Durante
todo el trayecto tendremos a la vista, recortada en la distancia, la Sierra
del Cuchillar a nuestra derecha y, a mitad de la bajada, podremos
contemplar el pueblo de Cortelazor.
Pasamos por delante
de algunos chalets hasta que llegamos a una parte del camino que está
empedrado, pocos metros antes de cruzar un pequeño regato que atraviesa el
camino. Solo cuatrocientos metros más adelante llegaremos al punto más bajo de
la etapa, el puente que sirve para cruzar el Arroyo de Guijarra.
Ascendemos ahora
hacia Cortelazor, a un kilómetro justo de distancia. El sendero,
precioso, discurre por una zona de umbría lo que hace que sea abundante el
musgo en las piedras y la presencia de hongos por todos lados.
Entramos en el pueblo
por un amplio callejón con suelo de cemento que nos conduce al Parque
Infantil Carlos Cano. Ahí nos encontramos con algo que va a ser una
constante en todo nuestro discurrir por la Sierra de Aracena: el sistemático
reconocimiento de estas localidades a gente de la tierra, con mucha frecuencia
a hijos del pueblo cosa que, a mi entender, honra a estos pueblos agradecidos a
la gente que hizo cosas por ellos.
Algo también que será
una constante: el uso de azulejos para las placas de las calles,
establecimientos comerciales, oficinas oficiales, etc… algunas de indudable
valor artístico, como tuvimos ocasión de comprobar el día anterior en Aracena.
Enseguida llegamos a
la Plaza
de Andalucía, donde están el ayuntamiento y la Iglesia Parroquial de Nuestra
Señora de los Remedios (s XVI, de estilo neoclásico y donde se celebran
los mercadillos. Tiene forma trapezoidal y cuenta con una amplia bandeja
central.
La torre de la
iglesia está rematada de azulejos con colores frecuentemente utilizados en Andalucía.
En su fachada, la puerta de acceso se corona con un arco de medio punto
enmarcado por semicolumnas de orden toscano y sobre la que campea un escudo en
mármol o alabastro.
También en la plaza
más azulejos con indicación de los senderos turísticos y una estatua de
homenaje a José Pérez Guerra, pintor de la localidad.
Justo al lado, en la plaza
de Manuel Sánchez Bermúdez encontramos “El Olmo”, por
antonomasia, un magnífico ejemplar ya centenario que, según un panel
informativo que está a su lado, antaño servía de lugar de reunión al concejo de
la villa y que cubría casi toda la plaza, provocando la admiración de todos los
visitantes.
Muy cerca del Olmo
está el supermercado El Molino donde, dada la hora (2 de la tarde)
pudimos abastecernos sobradamente para comer. No puedo dejar de recomendarlo
por la atención y amabilidad con que fuimos atendidos por la señora que estaba
en el mostrador.
Atravesamos el pueblo
y salimos a la carretera por el otro lado. La carretera describe una gran curva
que hemos de sobrepasar completamente (nosotros la dejamos a mitad de la misma
y tuvimos que dar marcha atrás). En la salida correcta, la segunda, hay un
panel informativo sobre el recorrido Cortelazor-Fuenteheridos.
Desde que salimos del
pueblo todo es una subida a la sierra, lo que nos va a permitir gozar de una
bonita vista cuando volvemos los ojos atrás.
En una intersección
hemos de tomar el camino de la izquierda, convenientemente señalizado. Y
enseguida tendremos una bajada (en el transcurso de la cual habremos podido ver
Fuenteheridos
en la distancia)
Antes de comenzar una
fuerte bajada, podremos ver Navahermosa a nuestra derecha. Seguirá
una fuerte bajada que nos llevará a otra intersección, donde habremos de coger
el camino de la izquierda.
Antes de llegar al
siguiente cambio de dirección hemos de recorrer 1,6 kms. prácticamente en línea
recta. Pequeñas explotaciones agrícolas
ganaderas jalonan el camino, con abundante arbolado y matorral bajo.
Tendremos la
oportunidad de ver, a nuestra derecha, la localidad de Navahermosa para, tras la
distancia indicada, tener que hacer un brusco cambio de dirección a la derecha.
Ya todo el recorrido
es prácticamente llano hasta que lleguemos a Los Marines. Pasamos por
más explotaciones agrícolas y ganaderas, unas de cerdos, otras de ovejas.
Ya muy cerca del
pueblo encontramos el camino primorosamente empedrado, entre árboles que forman
una cúpula sobre él.
Apenas 300 metros más
allá del empedrado entramos en Los Marines.
Este municipio es el
más pequeño de toda la provincia de Huelva, con una superficie que no
llega a los 10 kilómetros cuadrados.
Debe su nombre, según
se cuenta, a que cuando Felipe II visitó el pueblo un
habitante del mismo le dijo: “Majestad,
puesto que sois tan poderoso, ¿por que no traéis el mar hasta el pueblo?” A
lo que Felipe II le contestó: “El mar no
lo traeré, pero marinos seréis”. Y desde entonces todos los mozos del
pueblo hacen la mili en la Marina.
A Pepe y a mi nos
llamó la atención agradablemente la gran cantidad de puntos en los que se vimos
recuerdos a gente del pueblo, unos públicos y otros privados.
Lo primero que vemos
nada más entrar en el pueblo, es la Piedra Majalino y una pequeña
historia, escrita en azulejos, de qué significa. Es piedra sobre la que se majaba
(machacaba) el lino antiguamente y el lugar donde, en la Guerra Civil, fueron
fusilados el cartero de la localidad y su familia.
Como dije al
principio, el uso del azulejo como base para informar (de lo cualquier cosa)
está generalizada por toda esta zona. Me encanta encontrar estos azulejos, que
denotan su antigüedad por el tipo de letra y que los hemos visto y lo
seguiremos viendo por los pueblos de la zona: expresan la provincia, el partido
judicial al que pertenecen y el pueblo de que se trata. El letrero que hay al
lado (Moralillo) es el nombre de la calle.
Todas las calles de Los
Marines por las que pasamos están empedradas. Pero no como las de mi
ciudad que lo están (Cáceres) que lo son generalmente con
cantos rodados, de superficie redondeadas que, de algún modo, dificultan el
paso. Las de Los Marines lo están con piedras planas de manera que el
caminar por ellas es fácil, como si estuvieran enlosadas.
Desde la Plaza
de Carlos III bajamos, por la calle Fuente, en dirección a la
carretera, donde nos dijeron que estaba el bar Marquitos, con el fin de
tomarnos un café. En el número 11 de dicha calle, también en azulejo, el número
de la misma y la indicación del nombre y, quizá, profesión de su dueña.
Junto al bar está la
fuente que da nombre a la calle así como el monumento a la Apañaora, que de dicho
modo se denomina a las mujeres que recogen las castañas. El monumento se ha
levantado porque el trabajo de las mujeres serranas ha pasado inadvertido
frecuentemente y con el mismo se quiere hacer visible este aspecto del trabajo
femenino.
Para retomar el
camino hemos de volver sobre nuestros pasos a la Plaza de Carlos III. Al
pasar junto a la iglesia de Nuestra Señora de Gracia vemos el Monumento
al Niño, levantado en el año 2003. Un panel nos indica que la
enfermedad estuvo presente en Los Marines en dos brotes epidémicos
de cólera morbo que diezmaron a la población y buscando alguna esperanza contra
la peste se hizo la Fiesta del Voto en honor de la virgen titular de la iglesia que
se celebra el 8 de septiembre. Una parte primordial de la procesión que se
lleva a cabo ese día la forman los niños, que cogen los faroles durante la
misma.
Salimos por la calle
de la Iglesia. Casi al final de la misma pasamos por la Casa Ricarda (recuerdo,
en azulejo, a su ¿dueña?) y al final de la misma encontramos una fuente
reconstruida en 1926 y que luce la correspondiente placa recordando quién era
el alcalde de la localidad en aquel entonces.
Salimos del pueblo
por la calle Barrio Alto. Estamos a 4 kilómetros de Fuenteheridos
y son las 17,15. Tenemos que espabilar porque en poco más de una hora anochecerá.
Todo el camino que
nos queda es prácticamente en línea recta, sin quiebros de caminos que puedan
confundirnos.
Justo cuando dejamos
atrás las últimas casas un poste indicador nos apunta que estamos a 4
kilómetros de nuestro destino y tan solo a 9 de Aracena en línea recta.
Nosotros, sin embargo, llevamos recorridos algo más de 21 kilómetros por la
preciosa vuelta que decidimos dar.
Pocos metros más allá
del poste, un bujío nos despide definitivamente de este bonito pueblo.
Grandes extensiones
de castaños, grandes, robustos, se extienden por ambos lados del camino
delimito por unas gruesas paredes de piedras llenas de musgo por la humedad y
la ausencia de sol. Pepe y yo comentamos el privilegio que supone poder recorrer
estos caminos con la inmensa tranquilidad que llevamos sabiendo que todo lo
tenemos hecho, que nadie nos espera y que lo mismo nos da parar cinco que quince
minutos porque algo nos atraiga. Sí, un verdadero privilegio.
A dos kilómetro de
nuestro destino cruzamos el Arroyo del Buenvino, que atraviesa
el camino. El caudal es pequeño y hay unas piedras pasaderas que sirven de
auxilio, por lo que podemos pasarlo sin mayores problemas.
Ya en las
inmediaciones de Fuenteheridos cruzamos la carretera nacional 433,
convenientemente anunciada en el sendero antes de llegar a ella.
Cuando llegamos a Fuenteheridos
nos llevamos la grata sorpresa de que entramos, directamente, a la Plaza
del Coso, donde está la famosa Fuente de los Doce Caños,
prácticamente al lado del hostal donde hemos reservado habitación.
Dada una vuelta por
plaza y hechas las fotos de rigor en la famosa Fuente, nacimiento, como indica
el cartel, del río Múrtigas, vamos al Hostal Carballo, en el número
16 de la calle Fuente, donde habíamos reservado habitación. El hostal
es lo que se puede esperar de él, sin lujos de ningún tipo, pero limpio y muy
atentas las personas que lo atienden que nos dan todas las facilidades tanto
para llegar a acostarnos como para que podamos desayunar temprano y seguir
nuestro camino, lo que nos hace que podamos recomendarlo con toda confianza.
Y con esto dimos por
finalizada la etapa, yéndonos a cenar a alguno de los restaurantes que abundan
en la Plaza del Coso.
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