domingo, 1 de diciembre de 2019

Sierra de Aracena 1 – Aracena a Fuenteheridos

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A principio de 2013 mi hermano Pepe y yo hicimos en cuatro días el Camino Visigodo a Guadalupe y nos habíamos planteado hacer algo similar a principios de 2014. Tras barajar diversas alternativas, optamos por hacer un recorrido por la Sierra de Aracena.

Pepe, que es un organizador nato, hurgó por entre los entresijos de esa extraordinaria herramienta para los senderistas que es Wikiloc, y encontró el perfil de antonio_ , buen conocedor de la zona que nos interesaba. Al primer intento de contactar, Antonio respondió con la simpatía y generosidad que le caracterizan. Nos formuló diversas propuestas, contestó a todas nuestras dudas y puso a nuestra disposición sus mejores track para unas jornadas idóneas.
He de decir que todos sus track fueron certeros y magníficas las indicaciones mediante waypoint.
Nos desplazamos hasta Aracena el domingo 19 de enero, pues nuestra intención era dormir allí para salir temprano al día siguiente. Teníamos previsto para el primer día una ruta de algo más de 25 kilómetros, yendo de Aracena a Fuenteheridos y desviándonos a la derecha, a la altura del Cortijo de Navarrocín (a 6,5 kms. de la salida) para, por el Alto de la Barquera, ir hasta Cortelazor y bajar luego hasta Los Marines y desde ahí continuar hasta Fuenteheridos.

El día que llegamos hacía un frío que nos dejó absolutamente sorprendidos. Y no solo por la noche, cuando salimos a cenar, sino también cuando empezamos a caminar al día siguiente.
Habíamos reservado (alojamiento y desayuno) en la Hospedería Reina de los Ángeles. Limpias y amplias instalaciones a un precio muy razonable. El servicio y el trato exquisito y el desayuno (incluido) abundante. Nos dieron todas las facilidades para dejar el coche allí aparcado durante los tres días que íbamos a caminar por la Sierra de Aracena.



Algo que nos sorprendió, y muy agradablemente, durante los tres días de marcha fue el abundantísimo uso que se hace por toda la zona del azulejo, no solo como elemento decorativo, sino también y principalmente como informativo, publicitario y conmemorativo. Generalmente bien realizados.




Y no solo el azulejo, sino la escultura conmemorativa y de homenaje también estuvo presente en nuestro deambular por las localidades de la Sierra, algo que habla a favor del homenajeado, pero que dice mucho más, y siempre bueno, del pueblo que sabe reconocer y homenajear a los otros.




Bordeamos la Plaza de Toros y nos dirigimos por las calles Mato y Cruz de Mármol hacia la rotonda que hay en la carretera de circunvalación, junto al Polígono Industrial Caltalgallo.


Nada más dejar atrás las últimas casas encontramos un panel explicativo sobre la ruta Aracena-Fuenteheridos, si bien hecha de modo directo, ya que nosotros en el kilómetro 6, en lugar de seguir rectos para ir a Los Marines haremos un gran bucle para conocer los Picos de Aroche, pasando por Cortelazor y desde allí regresaremos a Los Marines.
El panel hace referencia a las típicas paredes de piedra que cercan las diferentes fincas, formas de vallado muy características de la Sierra que tienen un gran valor como elemento patrimonial de este Parque Natural. A lo lardo del sendero tendremos la oportunidad de ver los diferentes tipos de vegetación y aprovechamientos que se dan en este espacio protegido. Entre los últimos destaca la dehesa, que forma el ecosistema dominante en la mayor parte dela comarca.
La vegetación, a lo largo del camino, está compuesta de castaños, alcornoques y olivos, acompañados de un matorral de zarzas, aulagas, jaguarzo, brezo, torvisco, madroños, menta y helechos. En la primea parte podremos disfrutar de un bosque en galería de chopos y álamos.
El camino por el que discurrimos es de tierra, rodeada de fincas con castaños que fueron cuidados y podados de modo que el tronco principal fuera bajo para que las ramas salieran a partir de 1,5 o 2 metros del suelo. Comprobamos que muchos de ellos, por alguna enfermedad seguramente, se han secado.

Al llegar a una intersección donde sale un camino a la derecha indicado como “La Solana”, hemos de continuar de frente.

Al llegar a la altura del Barranco de la Fuente del Castaño un detallado panel nos informa sobre las distintas setas comestibles que podremos encontrar por la zona pero que nosotros, inexpertos en el tema, preferimos obviar.


Seguimos caminando entre castaños, por un agradable sendero de tierra que, a ratos, discurre en un túnel formado por las ramas de los árboles sobre nuestras cabezas. Una verdadera preciosidad.



Kilómetro y medio más adelante, pasada una explotación agrícola que queda a nuestra izquierda, sale un camino que lleva a Los Marines. Como ya he dicho, nosotros optamos por hacer un amplio recorrido por los Picos de Aroche (unos 14 kilómetros más) por lo que, llegados a ese punto seguimos de frente y trescientos metros más adelante, en otra intersección de caminos, hemos de coger el de la derecha.
Pasaremos por delante de la finca “La Begoñosa” nombre que no se si deberá a que está bajo el amparo dela Virgen de Begoña, por la imagen que tienen en la puerta. Y pocos metros más adelante un bujío cuya puerta parece estar parcialmente tapada.



En la siguiente intersección de caminos hemos de coger el de la derecha, justo en el punto en que se inicia una corta pero intensa subida hacia el Alto de la Barquera. En un recorrido de un kilómetro habremos superado algo más de 100 metros de desnivel, quedando ante nosotros un bonito panorama, con la Sierra del Cuchillar al fondo y los tejados de las casas de Corterrangel a nuestra izquierda.

Desde este punto nos quedan 5 kilómetros hasta llegar a Cortelazor, de los que los cuatro primeros van a ser una bajada continua hacia el cauce del Arroyo de Guijarra. Durante todo el trayecto tendremos a la vista, recortada en la distancia, la Sierra del Cuchillar a nuestra derecha y, a mitad de la bajada, podremos contemplar el pueblo de Cortelazor.



Pasamos por delante de algunos chalets hasta que llegamos a una parte del camino que está empedrado, pocos metros antes de cruzar un pequeño regato que atraviesa el camino. Solo cuatrocientos metros más adelante llegaremos al punto más bajo de la etapa, el puente que sirve para cruzar el Arroyo de Guijarra.



Ascendemos ahora hacia Cortelazor, a un kilómetro justo de distancia. El sendero, precioso, discurre por una zona de umbría lo que hace que sea abundante el musgo en las piedras y la presencia de hongos por todos lados.

Entramos en el pueblo por un amplio callejón con suelo de cemento que nos conduce al Parque Infantil Carlos Cano. Ahí nos encontramos con algo que va a ser una constante en todo nuestro discurrir por la Sierra de Aracena: el sistemático reconocimiento de estas localidades a gente de la tierra, con mucha frecuencia a hijos del pueblo cosa que, a mi entender, honra a estos pueblos agradecidos a la gente que hizo cosas por ellos.
Algo también que será una constante: el uso de azulejos para las placas de las calles, establecimientos comerciales, oficinas oficiales, etc… algunas de indudable valor artístico, como tuvimos ocasión de comprobar el día anterior en Aracena.


Enseguida llegamos a la Plaza de Andalucía, donde están el ayuntamiento y la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios (s XVI, de estilo neoclásico y donde se celebran los mercadillos. Tiene forma trapezoidal y cuenta con una amplia bandeja central.
La torre de la iglesia está rematada de azulejos con colores frecuentemente utilizados en Andalucía. En su fachada, la puerta de acceso se corona con un arco de medio punto enmarcado por semicolumnas de orden toscano y sobre la que campea un escudo en mármol o alabastro.




También en la plaza más azulejos con indicación de los senderos turísticos y una estatua de homenaje a José Pérez Guerra, pintor de la localidad.


Justo al lado, en la plaza de Manuel Sánchez Bermúdez encontramos “El Olmo”, por antonomasia, un magnífico ejemplar ya centenario que, según un panel informativo que está a su lado, antaño servía de lugar de reunión al concejo de la villa y que cubría casi toda la plaza, provocando la admiración de todos los visitantes.

Muy cerca del Olmo está el supermercado El Molino donde, dada la hora (2 de la tarde) pudimos abastecernos sobradamente para comer. No puedo dejar de recomendarlo por la atención y amabilidad con que fuimos atendidos por la señora que estaba en el mostrador.

Atravesamos el pueblo y salimos a la carretera por el otro lado. La carretera describe una gran curva que hemos de sobrepasar completamente (nosotros la dejamos a mitad de la misma y tuvimos que dar marcha atrás). En la salida correcta, la segunda, hay un panel informativo sobre el recorrido Cortelazor-Fuenteheridos.

Desde que salimos del pueblo todo es una subida a la sierra, lo que nos va a permitir gozar de una bonita vista cuando volvemos los ojos atrás.

En una intersección hemos de tomar el camino de la izquierda, convenientemente señalizado. Y enseguida tendremos una bajada (en el transcurso de la cual habremos podido ver Fuenteheridos en la distancia)


Antes de comenzar una fuerte bajada, podremos ver Navahermosa a nuestra derecha. Seguirá una fuerte bajada que nos llevará a otra intersección, donde habremos de coger el camino de la izquierda.



Antes de llegar al siguiente cambio de dirección hemos de recorrer 1,6 kms. prácticamente en línea recta. Pequeñas explotaciones agrícolas  ganaderas jalonan el camino, con abundante arbolado y matorral bajo.
Tendremos la oportunidad de ver, a nuestra derecha, la localidad de Navahermosa para, tras la distancia indicada, tener que hacer un brusco cambio de dirección a la derecha.



Ya todo el recorrido es prácticamente llano hasta que lleguemos a Los Marines. Pasamos por más explotaciones agrícolas y ganaderas, unas de cerdos, otras de ovejas.



Ya muy cerca del pueblo encontramos el camino primorosamente empedrado, entre árboles que forman una cúpula sobre él.


Apenas 300 metros más allá del empedrado entramos en Los Marines.
Este municipio es el más pequeño de toda la provincia de Huelva, con una superficie que no llega a los 10 kilómetros cuadrados.
Debe su nombre, según se cuenta, a que cuando Felipe II visitó el pueblo un habitante del mismo le dijo: “Majestad, puesto que sois tan poderoso, ¿por que no traéis el mar hasta el pueblo?” A lo que Felipe II le contestó: “El mar no lo traeré, pero marinos seréis”. Y desde entonces todos los mozos del pueblo hacen la mili en la Marina.
A Pepe y a mi nos llamó la atención agradablemente la gran cantidad de puntos en los que se vimos recuerdos a gente del pueblo, unos públicos y otros privados.
Lo primero que vemos nada más entrar en el pueblo, es la Piedra Majalino y una pequeña historia, escrita en azulejos, de qué significa. Es piedra sobre la que se majaba (machacaba) el lino antiguamente y el lugar donde, en la Guerra Civil, fueron fusilados el cartero de la localidad y su familia.


Como dije al principio, el uso del azulejo como base para informar (de lo cualquier cosa) está generalizada por toda esta zona. Me encanta encontrar estos azulejos, que denotan su antigüedad por el tipo de letra y que los hemos visto y lo seguiremos viendo por los pueblos de la zona: expresan la provincia, el partido judicial al que pertenecen y el pueblo de que se trata. El letrero que hay al lado (Moralillo) es el nombre de la calle.

Todas las calles de Los Marines por las que pasamos están empedradas. Pero no como las de mi ciudad que lo están (Cáceres) que lo son generalmente con cantos rodados, de superficie redondeadas que, de algún modo, dificultan el paso. Las de Los Marines lo están con piedras planas de manera que el caminar por ellas es fácil, como si estuvieran enlosadas.


Desde la Plaza de Carlos III bajamos, por la calle Fuente, en dirección a la carretera, donde nos dijeron que estaba el bar Marquitos, con el fin de tomarnos un café. En el número 11 de dicha calle, también en azulejo, el número de la misma y la indicación del nombre y, quizá, profesión de su dueña.

Junto al bar está la fuente que da nombre a la calle así como el monumento a la Apañaora, que de dicho modo se denomina a las mujeres que recogen las castañas. El monumento se ha levantado porque el trabajo de las mujeres serranas ha pasado inadvertido frecuentemente y con el mismo se quiere hacer visible este aspecto del trabajo femenino.



Para retomar el camino hemos de volver sobre nuestros pasos a la Plaza de Carlos III. Al pasar junto a la iglesia de Nuestra Señora de Gracia vemos el Monumento al Niño, levantado en el año 2003. Un panel nos indica que la enfermedad estuvo presente en Los Marines en dos brotes epidémicos de cólera morbo que diezmaron a la población y buscando alguna esperanza contra la peste se hizo la Fiesta del Voto en honor de la virgen titular de la iglesia que se celebra el 8 de septiembre. Una parte primordial de la procesión que se lleva a cabo ese día la forman los niños, que cogen los faroles durante la misma.


Salimos por la calle de la Iglesia. Casi al final de la misma pasamos por la Casa Ricarda (recuerdo, en azulejo, a su ¿dueña?) y al final de la misma encontramos una fuente reconstruida en 1926 y que luce la correspondiente placa recordando quién era el alcalde de la localidad en aquel entonces.

Salimos del pueblo por la calle Barrio Alto. Estamos a 4 kilómetros de Fuenteheridos y son las 17,15. Tenemos que espabilar porque en poco más de una hora anochecerá.
Todo el camino que nos queda es prácticamente en línea recta, sin quiebros de caminos que puedan confundirnos.
Justo cuando dejamos atrás las últimas casas un poste indicador nos apunta que estamos a 4 kilómetros de nuestro destino y tan solo a 9 de Aracena en línea recta. Nosotros, sin embargo, llevamos recorridos algo más de 21 kilómetros por la preciosa vuelta que decidimos dar.
Pocos metros más allá del poste, un bujío nos despide definitivamente de este bonito pueblo.


Grandes extensiones de castaños, grandes, robustos, se extienden por ambos lados del camino delimito por unas gruesas paredes de piedras llenas de musgo por la humedad y la ausencia de sol. Pepe y yo comentamos el privilegio que supone poder recorrer estos caminos con la inmensa tranquilidad que llevamos sabiendo que todo lo tenemos hecho, que nadie nos espera y que lo mismo nos da parar cinco que quince minutos porque algo nos atraiga. Sí, un verdadero privilegio.


A dos kilómetro de nuestro destino cruzamos el Arroyo del Buenvino, que atraviesa el camino. El caudal es pequeño y hay unas piedras pasaderas que sirven de auxilio, por lo que podemos pasarlo sin mayores problemas.


Ya en las inmediaciones de Fuenteheridos cruzamos la carretera nacional 433, convenientemente anunciada en el sendero antes de llegar a ella.


Cuando llegamos a Fuenteheridos nos llevamos la grata sorpresa de que entramos, directamente, a la Plaza del Coso, donde está la famosa Fuente de los Doce Caños, prácticamente al lado del hostal donde hemos reservado habitación.






Dada una vuelta por plaza y hechas las fotos de rigor en la famosa Fuente, nacimiento, como indica el cartel, del río Múrtigas, vamos al Hostal Carballo, en el número 16 de la calle Fuente, donde habíamos reservado habitación. El hostal es lo que se puede esperar de él, sin lujos de ningún tipo, pero limpio y muy atentas las personas que lo atienden que nos dan todas las facilidades tanto para llegar a acostarnos como para que podamos desayunar temprano y seguir nuestro camino, lo que nos hace que podamos recomendarlo con toda confianza.


Y con esto dimos por finalizada la etapa, yéndonos a cenar a alguno de los restaurantes que abundan en la Plaza del Coso.

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