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Es una de las rutas típicamente cacereñas. De una distancia más
que razonable (10 kms.) y con un desnivel anecdótico (100 metros) permite una
vistas magníficas de la ciudad desde el oeste así como de buena parte de la
penillanura cacereña, resultando una ruta óptima para cualquier persona, aún
cuando no se tenga especial preparación, así como ideal para hacerla en familia
(siempre con un normal cuidado si van niños).
Podemos comenzar la ruta en el Parque del Príncipe,
bajando por el mismo hasta la
salida a Aguas Vivas.
Salimos del Parque a la altura de la Residencia de la Tercera Edad
y cruzamos a la izquierda para pasar por delante de la Fuente de Aguas Vivas.
Pasada la Fuente, subimos por el camino de la izquierda que va
hacia la Ronda Norte, sin acceder a la misma, pues hemos de cruzar al
otro lado a través del puente elevado, bajando luego por la calzada peatonal en
dirección a la rotonda que hay a la derecha al cruzar el puente.
A la altura del paso de peatones existente al llegar a la
rotonda citada, nos pegamos a una cancela que hay a la izquierda, pasado un
camino de tierra, para iniciar la subida hacia el Cerro del Lobo.
Este es el único punto que encierra algo de peligro. Ahí existe
una subida para iniciar la marcha por el Cerro del Lobo, con un desnivel muy
importante a la derecha, sobre la rotonda.
El espacio para subir es suficiente, pero es conveniente, sobre todo si
se va con niños, pegarse bien a la alambrada existente a la izquierda para
evitar cualquier peligro.
La vereda gira a la izquierda, dirigiéndose hacia lo alto
pegada a una pequeña pared existente.
Conforme se va ascendiendo, merece la pena mirar atrás de vez
en cuando, pues las vistas de Cáceres desde aquí son preciosas. Máxime al
llegar al grupo de grandes rocas que son el punto más alto del Cerro.
Pasamos por el lado derecho de esas grandes rocas a las que me
he referido, para seguir una vereda claramente marcada ya en el descenso.
El punto más bajo de este tramo (el camino es una continua
bajada para empezar a ascender de forma repentina) es el cauce seco del Arroyo
de las Yegüas.
A la vaguada le sigue una cuesta que, cuando estemos casi
llegando al final, gira a la izquierda. En ese punto veremos un paredón de unos
3 metros de altura enfrente, al que podremos llegar a través de una vereda poco
marcada. Hemos de seguir por esta vereda hasta el paredón.
Con esto habremos recorrido 3,6 kms. y encontraremos un camino
que viene desde lo alto de la Sierrilla y baja hacia la carretera que veremos a
nuestra derecha y a lo lejos. Este camino es la Cañada Real del Casar de Cáceres,
que recorreremos hacia abajo durante unos 200 metros, yendo paralelos paredón
antiguo al que me refería antes. En un punto en que hay una encina grande
giramos a la izquierda por un camino. No tiene pérdida porque es el sitio donde
el paredón hace un giro de 90º hacia la izquierda.
Vamos a ver un camino que viene desde la izquierda y que va a
encontrarse con la Cañada Real que acabamos de dejar. Hay que tener cuidado,
pues para acceder a ese camino hay un escalón de más de 50 cms. Y es que el
camino comparte espacio con el cauce del Arroyo de la Traición, habitualmente
seco.
Seguimos el camino hacia la izquierda, por lo que continuamos
caminando paralelos al paredón. Casi enseguida a nuestra izquierda hay un poco
sin tapadera. Tiene un pequeño brocal y no es excesivamente hondo, pero si se
va con niños es mejor estar pendientes.
Enseguida veremos, pegada al paredón y al otro lado del mismo,
las ruinas de la Casa Marrón.
A su altura hay dos cancelas que tendremos que atravesar. Son
de acceso libre y resulta imprescindible dejarlas cerradas una vez que hayamos
pasado, pues al otro lado hay ganado suelto.
Esta zona es preciosa y en primavera está plagada de flores.
Todo el paraje de nuestra derecha lleva el mismo nombre que el arroyo antes
citado: La Traición.
Atravesadas las cancelas bajamos hacia la Dehesa de Santo Toribio.
Es una preciosidad y el acceso es público. Este camino que llevamos es público
yt puede seguirse hasta llegar al Polígono de las Capellanías, donde
hay una salida (con cancela) a la carretera.
Ya enfrente de nosotros vemos el Monte Abuela.
Seguiremos andando hasta ver una charca a nuestra derecha.
Delante de nosotros está el cauce (también seco) del Arroyo
de la Fuente Empedrada, que es el que alimenta de agua a la charca que
acabamos de ver. Al otro lado del cauce veremos dos postes de madera, sin
puerta, que indica el punto de paso a la Dehesa de Santo Toribio. Suelen
haber vacas pastando. A nuestra izquierda, una explotación ganadera.
En este punto iniciamos el regreso, dando media vuelta y
subiendo otra vez hacia las dos cancelas que, tras atravesarlas, volveremos a
dejar cerradas.
Vueltos a la Cañada Real del Casar, subimos hacia
el Cerro
Otero, que queda a nuestra derecha y en el que se asientan los
chalecitos que vamos viendo ahora.
Al llegar arriba, no necesitamos pisar asfalto. Seguiremos un
camino de tierra por nuestra derecha. Iremos bajando bordeando las casas de la
Urbanización la Sierrilla, que quedan a nuestra derecha.
Al llegar a la calle Comarca de las Villuercas, que nos
sale al paso, giramos a la izquierda en la Rotonda que sube desde el Club
de Tenis. Desde aquí hasta llegar cerca de la entrada del Olivar
Chico de los Frailes, vamos a ir pisando asfalto a la vez que
describiendo un giro hacia la derecha, hasta tener enfrente el Cerro
de la Sierrilla y el camino que lleva a los depósitos de agua. Ahí
giramos a la derecha para bajar al Olivar, al que entraremos por un acceso que
permite el paso de la gente de uno en uno.
Nuestra ruta termina en la Zona de Recreo del Olivar.
Muchas gracias por mostrar esta ruta, es estupenda.
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