martes, 19 de febrero de 2013

Camino de Santiago. Etapa 3: Cizur Menor – Puente la Reina


29 mayo 2004.-
En Wikiloc: pulsar aquí.


Como si hubieran tocado diana a las 5,30, casi todo el mundo ha comenzado a movilizarse. En nuestro dormitorio, los franceses han hecho gala de su característica mala educación. Practican con soltura la “liberté”, pero desconocen por completo lo que es la “egalité” y, muchísimo más desconocido aún para ellos la “fraternité”. Aún cuando seguía gente acostada y durmiendo, han hablado como si fueran las 12 del mediodía. Han manipulado bolsas de plástico que no podían ser más ruidosas, han encendido la luz… ¡¡no llevan ni una linterna!! o, al menos, deben haber hecho promesa de no gastar pilas.
Me he arrancado a las 6 en punto, abriendo y mismo la puerta de este magnífico y acogedor albergue de Maribel Roncal, todo un encanto de mujer y la evidencia del servicio hecho persona. A partir de esta etapa comienzo a utilizar los planos de la guía de Everest, que me resultan cómodos al llevar el de cada día doblado en tríptico.
Hay algunas nubes que provocan que se prolongue la oscuridad durante diez o quince minutos. No obstante, consigo orientarme bien en el camino.
En la subida hacia Zariquiegui saco varias fotos de las primeras luces del alba. El silencio, la soledad… me encantan. Dios patentiza su presencia en cada detalle de la naturaleza.




Pasado Zariquiegui comienza la ascensión, dura, pero no excesivamente larga. En el trayecto veo la “Fuente de la Teja” o “de la Reniega”, seca, donde según la leyenda el demonio tentaba a los peregrinos ofreciéndoles agua a cambio de que renegaran de su fe. A mi no se me ha aparecido. Debía tener claro que con esos ofrecimientos pinchaba en hueso.


En el alto, curioso el zumbido de los molinos generadores de energía eólica.


He fotografiado el silueteado monumento al peregrino y me he deleitado unos instantes con la preciosa vista que allí se ofrece a los ojos



He comenzado la bajada desde el alto del Perdón hacia Uterga. La bajada, peligrosa, no ya por lo pronunciada, que lo es, sino por las innumerables piedras sueltas. He aminorado el paso para evitar daños en las rodillas y he llegado abajo sin problemas.


Antes de entrar en Uterga, la imagen de la Inmaculada bajo una encina da la bienvenida.


Rezo una salve y continúo con la esperanza de tomar un café. Todo cerrado, tanto en Uterga como en Muruzábal y en Óbanos. En esta última, delante de la Iglesia, hay una plaza magnífica con un cristo y un arco bajo el que se debe pasar para continuar el Camino.


Poco más adelante diviso la torre de la iglesia de Santiago. ¡Estoy en Puente la Reina! Y un poco más allá, un monumento al peregrino.



Dirijo mis pasos a un albergue nuevo que recomendaban en Cizur, el de “Santiago Apóstol”. Incluso te traían la mochila y te reservaban cama si te comprometías a hospedarte allí. Yo he querido traer mi mochila a la espalda. Hacer que te la traigan me parecía que es hacerse trampas a uno mismo.
Tras pasar el Puente de los Peregrinos, el albergue está a 350 metros, de los que 300 son una subida criminal. Cuando llego al albergue veo que no hay ni un árbol. Es como una gran nave dividida en tres zonas: una grande, que es bar, comedor y sala de estar. La segunda más pequeña, donde hay oficinas y la tercera, tan grande como la primera, dividida por tableros en pequeños cubículos donde hay dos literas de dos camas en cada uno. Pago el café, digo que no me gusta y me voy al albergue de los Padres Reparadores donde, nada más llegar (y son solo las 10,30 de la mañana) aceptan que deje la mochila en la cama que me adjudican, aunque no pueda “tomar posesión” de ella hasta las 12. Las señoras que me atienden son absolutamente encantadoras.


La tarde tranquila. Visité la Iglesia del Crucifijo, donde pude disfrutar de más de media hora de tranquilidad y silencio.


De regreso al albergue, me encuentro a Ángel que triste, pero no desanimado, me dice que tiene tendinitis y que ha llamado a su casa para que vengan a recogerle. Me ha dado su dirección de correo electrónico para que le mande las fotos que le he hecho a la puerta del albergue.


Ceno bocata de jamón con tomate, medio litro de leche y me dejo preparado otro bocadillo, idéntico, para mañana.
A las 21,30 estoy en la cama. Medio minuto después duermo profundamente.
La etapa de hoy han sido 20,93 kilómetros hechos en 4,30 horas, con un total de 33.000 pasos.

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