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Realizada el domingo 24 de febrero de 2013 y
organizada por El Pericuto.
El Ayuntamiento de Garrovillas había
organizado la misma ruta para el día anterior, 23 de febrero, pero ante la
posibilidad de que hubieran lluvias la pospuso al día siguiente, 24, con lo que
ambas rutas decidieron fusionarse. La del Ayuntamiento comenzó con un desayuno
a las 9,30 en la Plaza del pueblo y poco después de las 10 ambos grupos
marcharon juntos. Un total de unas 100 personas.
Día soleado y sin nada de viento, por lo que
la baja temperatura (entre 7 y 9 grados) no se dejó notar gracias al magnífico
día.
La agradable temperatura habida en enero
había hecho que los almendros florecieran con prontitud, pero las abundantes
lluvias de la semana previa a la celebración de la ruta hicieron que los
almendros perdieran, casi en su totalidad, las flores que embellecen estos
frutales, por lo que la ruta, más que del “almendro en flor”, ha sido solamente
“del almendro”, sin que por ello desmereciera, ni un ápice, la ocasión.
Hemos salido del polideportivo municipal,
donde nos hemos llevado la primera sorpresa al poder contemplar un gimnasio
municipal perfectamente dotado donde, según nos han informado, hay entre tres y
cinco clases diarias de spinning, por ejemplo.
Nada más salir, nos hemos dirigido, por la
izquierda. Pocos metros más abajo, un viejo pozo cuadrado de cantería, nos ha
hecho recordar los tiempos en que constituían el suministro de agua habitual
para las viviendas.
Uso setecientos metros más adelante hemos
tomado el camino que, con dirección sur, salía a nuestra derecha. En el desvío,
un poste vertical nos señala la dirección de la Cañada Real de Merinas y nos
informa que estamos a 30 kms. de Cañaveral y a 39 de Casas de Millán. Seguimos
la dirección sugerida por el poste.
A lo lejos, a nuestra izquierda, vemos lo
que en Garrovillas llaman “la Atalaya”, un altozano donde se ubica el que
antiguamente era el depósito de aguas de la localidad. El agua se elevaba hasta
él desde el río mediante motores y después por su propia gravedad, bajaba hasta
el pueblo. Hoy está en desuso.
El grupo ha empezado a estirarse, lo que me
da la oportunidad de obtener alguna foto del mismo siguiendo el serpenteante
camino.
A nuestra izquierda dejamos una finca donde
vemos, junto a la antigua casa y cercado, ambos de un color que les permiten
perfectamente camuflarse con el terreno, la nueva vivienda de un blanco
inmaculado y, sentado apaciblemente al sol al que seguramente es su dueño. En
la misma finca y junto al camino, un antiguo pozo y lo que debe ser un bebedero
para el ganado.
Doscientos metros más adelante cruzamos la
carretera EX-302, que lleva a Cáceres, que cruzamos con mucho cuidado para
seguir el camino que continúa, un poco a nuestra izquierda, al otro lado.
A nuestra izquierda una vieja construcción
circular para la guarda del ganado y pocos metros más adelante, en una bajada
del terreno, una bonita charca que cuando hacemos la ruta tiene la superficie
cubierta de flores blancas.
Cuando seguimos adelante, y después de una
pequeña subida, vemos a nuestra derecha una abundante colonia de cigüeñas que
han hecho sus nidos en los restos de lo que fue otra construcción circular.
Tras girar dos veces a la derecha comenzamos
a enfilar otra vez en dirección a Garrovillas. A nuestra izquierda queda una
pequeña explotación ganadera con la omnipresente construcción en forma circular
que tan presente se ha hecho ya en nuestro camino.
El terreno de la finca de ese mismo lado
(izquierda) hace que, cuando llueve, las aguas concluyan hacia el mismo punto,
lo que ha sido aprovechado por el propietario del terreno para hacer unas
pequeñas represas que ayuden a contener el agua pluvial, tan necesaria para los
usos del campo.
Caminamos por un callejón de unos cinco
metros de ancho entre muros de piedra. El firme, por las recientes lluvias,
lleno de charcos que se van salvando sin mayor dificultad.
Llegamos nuevamente al pueblo y, en la calle
llamada “carretera de Navas”, tomamos a nuestra izquierda para subir hasta la
confluencia con la carretera que lleva a Navas del Madroño (EX 302). Antes de
llegar veremos a nuestra izquierda un bonito crucero, en la confluencia de la
Carretera de Navas con una calle.
Al llegar al cruce de Navas, nos detenemos
brevemente en el Mirador existente en este punto desde tenemos unas bonitas
vistas de Garrovillas.
Nada más abandonar el mirador, tomamos a la
derecha para, inmediatamente, dirigirnos por un camino a la izquierda a lo que
va a ser la parte más hermosa (en mi opinión) de esta ruta. Llegamos a una
confluencia de caminos. De los dos que salen a la izquierda, hemos de tomar el
segundo que nos lleva directos a un gran pozo de abastecimiento de aguas al
pueblo en tiempos más remotos. Es de construcción circular y está hecho con una
veintena de grandes piedras cuadras de granito de, aproximadamente, un metro
cuadrado cada una. Así, si la circunferencia del pozo es de unos 21 metros
(tamaño de las losas, más las junturas), el diámetro del pozo (si mis
matemáticas no fallan —que todo es posible—) supera los seis metros. En cualquier caso, y tenga lo que tenga de
diámetro el pozo es grande y una vez más me evoca la cantidad de vida que en
otros tiempos debió existir a su alrededor, cuando los garrovillanos vinieran
aquí a llenar sus cántaros y otros recipientes.
Casi por sorpresa vemos a unos trescientos
metros del pozo, el maravilloso Convento de San Antonio de Padua, cuyo estado
de ruina es evidente y vergonzosa, pero que no impide contemplar su
grandiosidad y asombrarnos de que una construcción de tal categoría haya
devenido al estado en que se encuentra.
Fotos
59 – 60 – 61 - 65
Llama la atención que un cartel “oficial” lo
denomina “Convento de San Francisco” cuando, en realidad, es conocido como de “Convento
de San Antonio de Padua”. La bula fundacional, es de 16 de marzo de 1476 y se concedió por el Papa Alejandro VI a
instancias de los Condes de Alba de Aliste. En dicha bula se indica que el
convento estará bajo la advocación de San Francisco pero en todos los estudios
académicos que he encontrado, todas las referencias al mismo giran como
“Convento de San Antonio de Padua”. A los que estén interesados, recomiendo
obtener más información en cualquiera de estos tres enlaces:
— Para el primero, PULSA AQUÍ.
— Para el segundo, PULSA EN ESTE OTRO.
— Para el tercero, EN ESTE.
Seguimos nuestro camino por el camino que
sale a nuestra izquierda dejando, por tanto, el Convento primero a la derecha y
después a nuestras espaldas.
Tengo que confesar que lo que yo llamo “puertas
de paso” me producen un enorme atractivo. Me refiero con esta denominación
a los arcos de obra por los que, hace años, se accedía a las fincas. Pues,
bien, a poco de dejar el Convento nos encontraos con una en un razonable estado
de conservación. Carece de sus puertas originales y el espacio bajo el arco se
dedica a almacenar palets y otros materiales.
En este punto, dejando la puerta a nuestra
derecha, tomamos el camino que sale a la izquierda y que nos va a llevar a un
lugar marcado como “punto geodésico”, con una buena estructura de hormigón.
Dicho punto se encuentra a 383 metros de altura sobre el nivel del mar pero,
sin embargo, un poco más adelante llegaremos a otro lugar 15 metros más alto.
El camino va a describir una gran curva, de
casi 180º, a nuestra izquierda para
llevarnos a cruzar la carretera CCV 113, que lleva a Mata de Alcántara. Desde
allí, y en suave pendiente ascendente, llegamos al punto más alto de la ruta, a
398 metros sobre el nivel del mar. En este lugar, y a nuestra izquierda, queda
un prado donde desde hace trece años se viene celebrando, por estas fechas, la
“Fiesta
del Almendro en Flor”. Hoy se han congregado aquí buen número de
garrovillanos y de otras localidades. Unos venidos a pie, como nosotros, y
otros en coches o a caballo. Vemos periodistas de distintos medios, incluso de
diversas televisiones tratando de plasmar lo que esta fiesta es y lo que
representa para los que en ella participan.
Personalmente me he visto sorprendido por la
acogida que la gente del pueblo nos ha dado. No cabe más amabilidad ni
simpatía. He tenido la suerte de que algunas de las personas con la que vengo
caminando conocen a una familia que han venido a pasar el día. Inmediatamente
que nos han presentado me he visto, como por arte de magia, con una cerveza en
una mano y un trozo de pan con patatera (exquisita) en la otra. Y habría que
haber sido como la diosa hindú Vishnú, la de los múltiples brazos, para haber
podido dar abasto para aceptar todo lo que nos ofrecían simultáneamente. Ya lo
hice en persona, pero desde aquí reitero el agradecimiento por el ambiente tan
cordial y la acogida tan maravillosa.
En este punto los senderistas nos
separábamos, pues los que habían iniciado la ruta con el Ayuntamiento se
quedaban en el lugar para participar en las celebraciones del día, en las que
el inevitable “buche con berzas” tendría su protagonismo.
Los demás iniciamos el regreso a Garrovillas
dejando a nuestra izquierda la plataforma de hormigón que se ha construido en
este lugar para ubicación de grupos musicales y políticos discursantes.
Basta tomar el camino que sale por detrás de
la plataforma indicada para llegar, sin abandonarlo ni desviarse de él, llegar
otra vez a la carretera CCV 113 (a Mata de Alcántara). Tras cruzar la carretera
giraremos siempre que tengamos la oportunidad, a nuestra derecha, con lo que
llegaremos otra vez al Mirador en el que ya estuvimos y, desde allí, por la
calle que se llama “Carretera de Navas”, otra vez al lugar de origen.
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