martes, 12 de marzo de 2013

Camino de Santiago. Etapa 17: El Burgo Ranero – León


12 junio 2004.-
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Hemos salido de El Burgo Ranero poco después de las 4,30. Hasta Mansilla de Mulas han sido 19 kms. de un tirón, dos horas con las estrellas sobre las cabezas y viendo, desde el primer momento, la luz que emanaba de la ciudad de León en el horizonte.


Unos 10 kms. antes de Mansilla, Pepe ha “metido el turbo” y nos ha esperado allí.





Tras un café y un dulce, nos hemos hecho de un tirón los 20 kms. restantes, sin un solo minuto de descanso. La única ruptura en un caminar continuo ha sido el paso del puente sobre el Porma. A partir de ahí 12 kilómetros hasta llegar al alto desde el que se ve Leon a nuestros pies.




Hemos llegado a León bastante enteros, aunque con los pies ardiendo y doloridos a causa de los 39 kilómetros caminados. A Francesco le ha salido su primera ampolla.
La llegada al albergue de las Benedictinas Carbajas fue deprimente, pues encontramos que estaban haciendo cola para sellar y coger cama un montón de gente que quedó en cama en El Burgo Ranero cuando salimos nosotros a las 4,30. Han estado acostados hasta última hora y han cogido en El Burgo un tren a las 9 que, a las 9,30 les dejaba en León. Estaban, pues, tan frescos. Han cogido cama. A nosotros nos han adjudicado un colchón en el suelo, en el gimnasio del colegio, por eso ha sido deprimente, por la injusticia que suponía que a los turistas les den cama y a los peregrinos suelo. Menos mal que, al menos, había colchón.
Hemos protestado y los hospitaleros nos han dicho que no había modo de demostrar que habían venido en tren. Los que hemos venido andando les hemos dicho que bastaba tocar la espalda de los que estábamos en la cola. Los que sudábamos a chorros habíamos venido andando. Los que estaban tan frescos, en tren.


Tras la ducha y lavar la ropa, Pepe ha invitado a comer en “La Gitana”. Carne a la piedra, lechón y una ensalada. También unas alubias con chorizo. Todo en cantidad razonable. Luego una siesta de la que Pepe me ha despertado par despedirse, pues quería regresar a Madrid enseguida.



Nosotros hemos ido a misa de 6 a la Catedral, nos hemos dado una vuelta por León y, tras volverme loco buscando dónde me pasaran a cd’s los contenidos de las tarjetas fotográficas, al final lo he conseguido en un cíber. He sacado dos copias que enviaré a Cáceres en días distintos.



Ahora a la cama y mañana nueva etapa. Estamos cansados.

Hoy han sido 39 kilómetros en 7 horas y cuarto. 55.500 pasos.

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