20 junio 2004.-
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A
la vista de la experiencia de ayer, en lo que aglomeración de peregrinos a la
puerta del albergue, hemos salido a las 5,10 y hemos caminado en solitario
hacia Palas de Rei, iniciando la marcha por senderos y aprovechando el asfalto
cuando éste iba absolutamente pegado a aquél. Y así hasta Ventas de Narón en
que camino y carretera marchan unidos.
A
la salida de Ventas de Narón he hecho la primera de las pocas fotos que he
hecho hoy (íbamos un tanto obsesionados con la posibilidad de no encontrar
alojamiento) a sencillo crucero de madera, sin pretensiones, que hay a la
izquierda del camino. Los peregrinos han depositado multitud de piedrecitas a
los pies de la cruz.
Tres
kilómetros y medio más adelante, en Lameiros nos hemos detenido en el km. 77,3,
donde está el precioso Cruceiro de Lameiros, datado en 1670 y que tiene esculpida
la base por los 4 costados. Lo he fotografiado a base de bien.
Ligonde
es un pueblecito pequeño, pero alargado, estirado durante 400 metros a lo largo
del camino. Muy adentro del pueblo, casi 300 metros más allá de donde están sus
primeras casas, en el km. 76,2 hay, a la derecha del camino y sobre un murete
de pizarra, otra cruz a la que no le podemos dar el apelativo de cruceiro.
Y
unos cincuenta o cien metros más allá nos
sorprendimos con la existencia de la llamada la “Fuente del Peregrino”, donde
se podía sellar la credencial y tomar café gratis (no lo tomamos), así como
tomar, también gratis, publicaciones sobre temas religiosos. Quienes lo
ofrecían tienen un sitio en internet: http://www.agape.org/ministry/la_fuente_del_peregrino.php
. Empezaron con su labor en 1999.
Tienen,
además, perfil en Facebook:
https://www.facebook.com/lafuentedelperegrino
La
verdad es que nos sorprendieron enormemente con su amabilidad y su espíritu de
servicio. Lo que ofrecían lo hacían totalmente gratis a cambio de nada. De
nada. Son, sencillamente, de esa gente especial que encuentras en el Camino.
Chapeau.
Airexe
es otra pequeña aldea a unos mal contados ochocientos metros de Ligonde. Justo
antes de llegar a ella, otro crucero, a la derecha del camino, nos da la
bienvenida y antecede al cementerio que, al otro lado del camino acoge los
restos de los vecinos que un día se preocuparon por las tierras de los
alrededores, preocupación que se deja ver en lo que son útiles habituales en
estos parajes, como espantapájaros o los hórreos gallegos.
Siguiendo
el camino y pasada la aldehuela de Portos, a unos 2,5 kilómetros de Airexe, entramos
en Lestedo. El camino describe una curva a la derecha que nos lleva al hostal
Rectoral de Lestedo, unas buenas instalaciones aunque caras para la gente que,
como yo, quería hacer el Camino con lo mínimo.
Es
aquí, en Lestedo, donde aconteció la anécdota del día. Pasado el hostal
indicado, unos cien metros más allá y a la izquierda del camino, está el
cementerio del pueblo que, como tantos otros, está al pie mismo del camino. En
este caso no hay, siquiera, una pared que separe uno de otro, por lo que las
primeras tumbas quedan no solo ante los ojos sino también al alcance de la
mano.
En
una de las tumbas que quedan de frente al camino, en cuya lápida no se había
grabado leyenda alguna, un peregrino, con un magnífico sentido del humor, había
escrito:
“YO
LO INTENTÉ. D.E.P.”. Me pareció tan ocurrente y oportuna la inscripción que no
pude evitar fotografiarla. Eso está, justo, en el km. 70.
Los
kilómetros restantes hasta Palas de Rei, unos 4,5, discurren por zona rural no
tocando la carretera más que puntualmente en un momento dado. La proximidad de
nuestro destino nos permite disfrutar del camino, totalmente salpicado de
pequeños núcleos de población y con unos campos que a mi me resultan preciosos
y relajante por su intenso verdor.
Sobre
las 10,25 llegábamos al albergue de Palas de Rei, en el que fuimos los
primeros. En un rinconcillo, en la calle, apoyadas en la pared, habían tres
mochilas que alguien había llevado en coche, pero a pie éramos los primeros a
la espera de alojamiento. En las horas siguientes y hasta la 1 de la tarde, se
formó una cola enorme.
A
eso de las 12,30 un taxista llegó, paró un momento y soltó un montón de
mochilas en el suelo, pero en la puerta del albergue un letrero advertía que
los peregrinos que enviaran sus mochilas en taxi no serían admitidos hasta las
8 de la tarde, y ello para alivio de los peregrinos que habíamos caminando
hasta allí portado nuestras propias mochilas.
A
la 1 apertura, ducha, lavado de ropa y comida. Luego paseo con Francesco y
Sergio y un café.
Durante
la tarde nos hemos reencontrado con los tres maños, con los que nos hemos
saludado como viejos amigos (¡nos conocemos hace nada menos que 15 días!) y
son, aparte de Francesco y Sergio, los únicos conocidos de hace más de diez
etapas. Son tres antiguos empleados de Fasa-Renault, recién prejubilados, y que
acordaron celebrar su nuevo estado haciendo el Camino. Amenos, cordiales,
espontáneos y muy gratos; cada uno con su carácter, pero excelentes compañeros
de camino.
La
anécdota o “accidente” del día ha estado en la señora que duerme en la litera
que está sobre la mía: al bajar de ella ha pisado sobre mi mochila para que le
sirviera de escalón antes de llegar al suelo y se ha cargado la estructura de
la mochila. Ha roto dos enganches que mantienen la rigidez de la parte de atrás
de la misma. No es mayor problema, pues me quedan 75 kms., pero no me ha
parecido bien, y se lo he dicho. Ha tratado de negar que haya sido ella, pero
no hay otra alternativa de autoría que la de ella. He tratado de arreglar el
desaguisado como he podido, atando la parte de arriba de la mochila a la
estructura. Una chapucilla, pero que espero resista sin mayor problema lo poco
que queda de camino.
Hoy
han sido solo 24 kms. en 5 horas y 10 minutos. 41.000 pasos.
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